Misteriosa muerte en la torre de control
La policía francesa trata de averiguar quién se encuentra detrás del asesinato de un controlador aéreo en la torre del aeropuerto de Basilea-Mulhouse-Friburgo
La policía francesa se enfrenta a un asesinato lleno de interrogantes. Un hombre de 34 años ha sido apuñalado en su lugar de trabajo. Podría tratarse de un crimen más en las estadísticas de no ser por un detalle: se ha producido en la torre de control del aeropuerto de Basilea-Mulhouse-Friburgo (situado al este de Francia, en la confluencia con las fronteras de Suiza y Alemania), un área de alta seguridad a la que solo pueden acceder las personas autorizadas.
La víctima, que era jefe de los controladores y padre de un niño, iba a incorporarse a su puesto cuando recibió cinco o seis puñaladas fatales en la garganta y el tórax. Otro empleado lo ha encontrado, ya sin vida, rodeado por un charco de sangre en el rellano de la décima planta de la torre, en una zona sin cámaras de seguridad situada entre el ascensor y la escalera que da acceso a la sala de control.
Aunque la Fiscalía de Mulhouse ha abierto una investigación inmediata por "homicidio voluntario", todavía no se ha interrogado a ningún sospechoso. De momento, la policía ha descartado que se tratara de una tentativa terrorista o de un ladrón y busca pistas en el entorno profesional de la víctima. "Nos inclinamos por pensar que ha sido una agresión interesada. A priori la muerte no guarda relación con el trabajo de la víctima ni con la tarea que iba a desempeñar", ha asegurado el director de la investigación, Christian Reeb, en declaraciones recogidas por medios franceses.
Entre las pistas, destacan las grabaciones de las cámaras de seguridad del aparcamiento y dos llamadas registradas por los servicios de emergencia alertando de la aparición del cuerpo y de las que todavía se desconoce su autor o autores.
La muerte del empleado de la Dirección General de Aviación Civil francesa es la página más negra en la historia del aeropuerto, el único binacional del mundo ya que, aunque las pistas están en suelo francés, sus instalaciones incluyen una zona aduanera suiza y ambos países comparten la dirección, en la que también hay representantes alemanes. El autoproclamado Euroaeropuerto se inauguró en 1946 y es casi un símbolo de los nuevos tiempos que se abrieron para Europa occidental tras la segunda guerra mundial. En pleno corazón del Viejo Continente, más de cuatro millones de pasajeros llegan allí cada año con destino fundamentalmente a Basilea (en Suiza, a cinco kilómetros), Mulhouse (en Francia, a 25 kilómetros) o Friburgo (en Alemania, a 70 kilómetros).
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