La empresa minera más grande de Bolivia cumple nueve días en huelga
Los sindicatos exigen un mejor seguro médico tras la muerte de un obrero
San Cristóbal, la mayor mina de Bolivia, está paralizada por noveno día consecutivo debido a la huelga convocada por el sindicato de mineros y los vecinos de la comunidad en el municipio de Colcha K, en el suroeste boliviano. El paro genera una pérdida diaria de tres millones de dólares, según el viceministro de Desarrollo Productivo Minero, Héctor Córdova.
El grave perjuicio económico que representa el conflicto ha impulsado a las autoridades del ministerio de Minería y a dirigentes de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB) a trasladarse el jueves hasta el campamento minero de Toldos, a poco más de 500 kilómetros al suroeste de La Paz, para encontrar una solución. Los sindicatos exigen la destitución de los médicos que atienden al personal del campamento minero y, por extensión, a las familias de los vecinos del pueblito de San Cristóbal. La empresa y los sindicatos están enfrentados por la muerte de un obrero en un accidente de tráfico, mientras viajaba a otro centro médico para hacer una evaluación médica de uno de sus hijos. Los trabajadores exigen que todos los traslados sean realizados por vía aérea.
El trabajador murió en un accidente de tráfico durante un traslado médico
La empresa, subsidiaria de la japonesa Sumitomo, no produce ni exporta zinc, plomo y plata desde hace nueve días, confirmaron tanto los dirigentes sindicales como la propia empresa. Sin embargo, San Cristóbal continúa exportando las reservas acumuladas en los puertos de salida a los mercados internacionales, informaron oficialmente.
En el ministerio de Minería señalaron que las autoridades están dispuestas a ejercer de mediadores para encontrar soluciones para superar la huelga, que afecta a los ingresos por regalías de la producción y exportación minera. Un funcionario del ministerio de Minería, además, hizo notar su percepción de que "la empresa se resiste a un diálogo".
La empresa lo niega. "Nunca ha habido resistencia alguna al diálogo", asegura en una respuesta entregada a este periódico. La minera, sin embargo, condiciona la reanudación del diálogo a un inmediato restablecimiento de las operaciones bajo control de la empresa, la suspensión de los bloqueos y el retiro de las exigencias de destitución del personal médico contratista.
El trabajador de la mina murió cuando la ambulancia en la que viajaba se accidentó en la carretera que une al campamento minero con Uyuni, a 90 kilómetros de distancia. El obrero acompañaba a uno de sus hijos para una evaluación médica y fue la única víctima del accidente, del que no se han esclarecido las causas. Los dirigentes sindicales denunciaron que la muerte pudo haberse evitado si eltraslado hubiese sido por vía aérea y no por carretera a otro centro médico al del campamento de Toldos. En declaraciones a una emisora local, un dirigente sindical explicó que demandan mejoras sustanciales en este servicio y reiteró su pedido de destituir a dos médicos y el encargado de la seguridad industrial.
Los dirigentes sindicales consideran que el servicio de salud que presta la empresa necesita muchas mejoras y ha exigido que todo traslado de enfermos se realice por vía aérea, preferiblemente a La Paz, donde se encuentran las clínicas mejor equipadas del país.
La empresa menciona que su sistema de salud, atendido por una veintena de profesionales, beneficia a unas ocho mil personas, entre ellas los 1.380 obreros y sus familias, además de desplegar programas de salud para las poblaciones aledañas a las que no cubre el sistema gubernamental de salud.
La mina San Cristóbal, que explota los más grandes yacimientos de plomo, zinc y plata del mundo según datos de la empresa, mueve alrededor de 150.000 toneladas diarias de roca y tierra que contienen minerales de baja ley para lograr concentrados de zinc-plata y plomo-plata y procesar cerca de 40.000 toneladas en las instalaciones del campamento, con tecnología que es la más avanzada del país.
La empresa fue acusada recientemente de utilizar cerca de 40 millones de litros de agua por día en las operaciones mineras, lo que podría agotar las cuencas acuíferas del lugar, según un estudio. El informe fue descartado por la empresa, que aseguró que el agua que utiliza proviene de una sola cuenca que contiene aguas salinas no aptas para el consumo humano ni para el riego.
La empresa ha invertido más de 1.400 millones de dólares, repartidos en los trabajos de exploración, explotación, construcción de la planta y el tendido de caminos, vías férreas, puentes, energía eléctrica, sin contar el traslado de todo un pueblo para trabajar en los yacimientos minerales.
Un pueblo entero desplazado
La explotación de los yacimientos más grandes de plomo, plata y zinc ameritaba mover a un pueblo entero que, pese a la pobreza generalizada entre sus habitantes, tenía un gran tesoro: la Iglesia de San Cristóbal, la cual ya era mencionada en crónicas del siglo XVII y es un monumento nacional.
El traslado, del que da cuenta la empresa en su página web, comenzó en 1998 con la tarea de convencimiento de recorrer geográficamente el pueblo de San Cristóbal, asentado en unos suelos muy ricos, confirmados por los satélites artificiales.
La iglesia fue cuidadosamente removida, pieza por pieza. El edificio conserva los lienzos y murales sacros y todo el arte virreinal, incluida la platería finamente trabajada. Pero no fue solamente la Iglesia la que fue trasladada, sino también el cementerio, para respetar al máximo las tradiciones de los habitantes.
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