El Tribunal Supremo de EEUU protege a los que protestan en los funerales de los militares
La máxima corte vota 8 a 1 a favor del grupo del reverendo Fred Phelps, considera que los males del mundo se deben a la tolerancia hacia los homosexuales
El Tribunal Supremo de Estados Unidos ha dictaminado que la Primera Enmienda de la Constitución americana protege a la Iglesia baptista de Westboro a la hora de llevar a cabo protestas contra los gais en los funerales de los militares muertos en las guerras de Irak y Afganistán. La máxima corte ha votado 8 a 1 a favor del grupo del reverendo Fred Phelps, que considera que los males del mundo , en general, y de Estados Unidos, en particular, se deben a la tolerancia que este país tiene hacia los homosexuales o el aborto, entre otros.
"Cuando el país está entregado a la sodomía y los sodomitas, es necesario este tipo de actuaciones", dijo Phelps cuando supo que Albert Snyder denunció a su Iglesia después de que los fanáticos seguidores del reverendo colocaran piquetes el día del entierro de su hijo, muerto en Irak en 2006. Phelps y su familia -esa es básicamente su congregación, son pocos pero hacen mucho ruido- se congregaron el día en que se daba sepultura al cadáver de Matthew Snyder portando pancartas en las que se leía "Gracias a Dios por los soldados muertos"; "Vais a ir todos al infierno"; "Dios odia a EEUU, Gracias por el 11-S". Un juego de palabras que combina el lema de los 'marines' -Semper Fi- con el insulto 'faggot' (maricón).
Snyder demandó a la Iglesia de Topeka (Kansas) por haberle causado "angustia emocional y mental" y ganó, por lo que Phelps fue condenado a pagar 11 millones de dólares que más tarde fueron reducidos a cinco. El caso llegó hasta una corte de apelaciones federal en Virginia que revirtió el veredicto argumentando que la Constitución de Estados Unidos protegía a los miembros de la congregación. El siguiente paso fue el Supremo, que hoy establece que la Primera Enmienda garantiza la libertad de expresión de la Iglesia de Westboro.
El presidente del Supremo, el juez John Roberts, ha sido quien ha escrito la disertación sobre el dictamen. "La palabra es poderosa. Puede mover a la gente a tomar acciones, a derramar lágrimas de alegría o pena o -como ha sucedido en este caso- infligir gran daño. Pero no podemos reaccionar a ese daño castigando al portavoz", escribe Roberts. "Como nación hemos elegido un camino diferente, aquel en el que se defiende incluso el discurso hiriente", expone el juez. Samuel Alito ha sido el único magistrado disidente con la opinión mayoritaria del Tribunal. "Nuestro profundo compromiso como nación a un debate libre y abierto no es una licencia para el asalto verbal despiadado como ha ocurrido en este caso".
Cuarenta y ocho Estados de la Unión, 42 senadores y grupos de militares veteranos han apoyado al padre del soldado muerto en Irak en su batalla contra el fanatismo del reverendo y pidieron al Supremo que protegiera los funerales de los caídos del "terrorismo psicológico" de la familia Phelps.
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