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Condenado por terrorismo el somalí que intentó asesinar al caricaturista danés de Mahoma

Un jurado popular considera al joven culpable de un delito de terrorismo y de intento de asesinato tras intentar acabar con la vida del dibujante Kurt Westergaard

Un somalí de 29 años ha sido declarado hoy culpable de un delito de terrorismo y de intento de asesinato tras intentar matar hace un año en su casa al dibujante danés Kurt Westergaard, autor de unas caricaturas de Mahoma publicadaa en el diario Jyllands Posten en 2005. El jurado popular ha absuelto al joven, en cambio, del tercer cargo que afrontaba, el de intento de asesinato de un agente de policía que acudió a socorrer al dibujante. El tribunal, formado por un jurado popular y tres jueces, deberá ahora determinar la pena, aunque se espera que las deliberaciones se prolonguen hasta mañana.

Los hechos se remontan a enero del año pasado. El joven somalí, de creencias islamistas y armado con un hacha y un cuchillo, intentó asesinar al dibujante en su casa de Aarhus (al norte del país), donde se encontraba con su nieta de cinco años. Westergaard es el autor de una de las polémicas caricaturas de Mahoma, que desataron la indignación en varios países islámicos. En concreto, suya es la que plasma al profeta con un turbante en forma de bomba. La policía llegó a tiempo y tuvo que reducir al asaltante, al que hirió de dos balazos después de que atacara a uno de los agentes. "Es un caso grave", dijeron las autoridades. "Hay un trasfondo terrorista", advirtieron, en referencia a Al Qaeda.

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En el punto de mira del integrismo

Westergaard, reconocido ilustrador, lleva años en el punto de mira del integrismo. En febrero de 2008 la policía danesa detuvo a una célula islamista que planeaba su asesinato, aunque Westergaard vivía en la clandestinidad. Cansado de esconderse, el año pasado dijo que ya era suficiente. "Tengo 73 años. He vivido mucho y soy demasiado viejo para tener miedo", declaraba en una entrevista a la cadena británica BBC. El dibujante retomó su vida pública, con vigilancia policial, y fijó su residencia en Viby, al sur de Aarhus, segunda ciudad de Dinamarca.

En su nuevo domicilio es donde recibió el ataque del terrorista. El atacante, que según las primeras versiones policiales iba acompañado de otros dos sujetos, comenzó a golpear la puerta con el hacha, mientras profería gritos de "sangre" y "venganza" en un danés dificultoso. Westergaard activó la alerta policial y se refugió en un cuarto de baño que ha convertido en un búnker de seguridad.

Tras ser detenido, el atacante negó las acusaciones, aunque su desmentido resultaba endeble. Fue sorprendido in fraganti y atacó con el hacha y el cuchillo a un agente, y además los servicios secretos daneses (PET) le seguían la pista desde hacía tiempo y conocían sus antecedentes. El hombre tiene vínculos con la milicia islámica somalí Al Shabab y con la red terrorista de Al Qaeda, y pertenece a una célula islamista que opera en Dinamarca, según informó el director del PET, Jakon Scharf. Vivía cerca de Copenhague, con permiso de residencia. Los servicios secretos sospechaban que preparaba un atentado contra Westergaard.

Firme defensor de la libertad de expresión

A pesar de que su cabeza tiene precio (un millón de dólares), Westergaard se mantiene firme. La libertad de expresión, dice, no es negociable. Ése era el debate que el Jyllands-Posten quiso suscitar cuando publicó doce dibujos de Mahoma en 2005. Las dificultades de un escritor danés para encontrar ilustradores para un libro infantil sobre el profeta llevó a Fleming Rose, editor de Cultura del diario, a poner sobre la mesa la cuestión de la autocensura en Europa ante el integrismo islámico.

La publicación de los dibujos suscitó una controversia que se convirtió en furor después de que un grupo de imanes daneses realizaran una gira por Oriente Próximo llevando bajo el brazo una serie de dibujos obscenos de Mahoma (que nadie supo de dónde habían salido) y una versión distorsionada de la realidad danesa. Fue entonces, seis meses después, cuando Dinamarca se convirtió en el blanco de las iras del mundo musulmán. Los disturbios dejaron 50 muertos y varias embajadas quemadas.

Westergaard explicó tras el ataque que su dibujo, sin duda el más controvertido, no era un ataque a Mahoma sino "a quienes utilizan su nombre para legitimar el terrorismo". De nada sirvió. El mismo día, un portavoz de la milicia Al Shabab alababa la acción de su correligionario. "Nos alegra que un somalí haya atacado al demonio que abusó de nuestro profeta, y llamamos a los musulmanes del mundo a atacar a gente como él".

Kurt Westergaard, autor de la viñeta por la que ha sido condenado a muerte por el islamismo extremista.
Kurt Westergaard, autor de la viñeta por la que ha sido condenado a muerte por el islamismo extremista.ULY MARTIN

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