Irán retoma el diálogo sobre su controvertido programa nuclear con las grandes potencias
Teherán dice que empleará por primera vez concentrados de uranio de fabricación propia para su programa nuclear.- EE UU no se muestra sorprendido
Las negociaciones sobre el controvertido programa nuclear iraní entre Irán y las potencias mundiales del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (EE UU, Francia, Rusia, China y Gran Bretaña) y Alemania han comenzado esta mañana en Ginebra. En vísperas de la cita, Irán afirmó ayer que ha logrado la autosuficiencia en la producción de polvo de óxido de uranio concentrado, esencial para el enriquecimiento y la generación del combustible nuclear que se usa en las plantas atómicas. El anuncio ha profundizado las preocupaciones de la Casa Blanca, que no se mostró sorprendida por la información, según el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, Mike Hammer.
"Las delegaciones han llegado y las negociaciones han comenzado" en la sede de la misión suiza ante la ONU en Ginebra, ha dicho la portavoz suiza Linda Shepard. En las negociaciones, las primeras después de una interrupción de un año, participan la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, en nombre del grupo de potencias mundiales, y el jefe negociador iraní, Said Jalili. En la mesa también están sentados representantes de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad más Alemania, el llamado grupo 5+1. Entre ellos figuran William Burns, secretario de Estado adjunto para Asuntos Políticos de EE UU, y el viceministro ruso de Exteriores Serguei Ryabkov, así como diplomáticos del Reino Unido, Francia, Alemania y China.
La cita, en un clima de tensión
El encuentro, que está previsto que continúe mañana, pero puede concluir hoy mismo, según fuentes suizas, se celebra en un clima de tensión, 14 meses después de la última reunión mantenida con el mismo formato, en octubre de 2009, también en Ginebra. El jefe de la delegación iraní, Said Jalili, y Ashton han posado para los fotógrafos antes de comenzar el encuentro delante de las banderas de Irán y EE UU, pero no se han dado la mano, de acuerdo a la costumbre iraní de no hacer ese gesto entre hombres y mujeres. Las negociaciones comienzan precedidas por la tensión tras dos atentados ocurridos en Teherán contra sendos científicos nucleares iraníes -uno de los cuales murió- y de los que Irán culpa a los servicios secretos occidentales.
Además, ayer, sólo horas antes del inicio de estas negociaciones, Irán anunció que había logrado producir concentrado de uranio, el material necesario para el combustible nuclear, tanto para fines pacíficos como para una bomba atómica. EE UU respondió de inmediato poniendo en duda una vez más las intenciones de Irán respecto a su programa nuclear y también en estas negociaciones. Irán persiste en su posición de que su derecho a enriquecer uranio no es negociable e insiste en que sólo busca fines pacíficos, algo que no cree parte de la comunidad internacional.
Gran parte de la comunidad internacional, con EE UU e Israel a la cabeza, acusa a Irán de ocultar, bajo su programa nuclear civil, otro de carácter clandestino y objetivos militares cuyo objetivo sería la adquisición de un arsenal atómico, alegación que Teherán rechaza. La negociación quedó rota en noviembre de 2009 después de que el régimen iraní desestimara una propuesta de Washington, Moscú y Londres para intercambiar su uranio al 3,5% por combustible nuclear enriquecido al 20 por ciento para el reactor de investigación que posee en la capital.
En febrero de este año, Irán desoyó las advertencias de la comunidad internacional y comenzó a enriquecer uranio al 20%, lo que llevó a que en junio pasado el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas le impusiera nuevas sanciones. El régimen iraní ha insistido esta semana, no obstante, en que en ningún caso negociará lo que considera sus "derechos inalienables", entre los que incluye el conflictivo proceso de enriquecimiento de uranio. Además, pretende que el diálogo se amplíe a cuestiones que considera "claves" de la escena internacional como el terrorismo, el narcotráfico, la crisis regional, la seguridad energética y la polémica de las armas de destrucción masiva, a lo que se oponen las grandes potencias.
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