Mohamed VI combina palo y zanahoria con los saharauis que protestan fuera de El Aaiún
Rabat "no admitirá provocaciones para imponerle hechos consumados", advierte el monarca en un discurso televisado para conmemorar el 35 aniversario de la Marcha Verde
El rey Mohamed VI de Marruecos ha lanzado este sábado por la noche una advertencia a los saharauis, pero también les hizo varias promesas con motivo del 35 aniversario de la Marcha Verde mediante la cual Rabat consiguió que España le entregase su última colonia.
El monarca pronunció un discurso a la nación y con tal motivo hubiese querido que su ministro del Interior, Taieb Charkaoui, lograse poner fin de antemano a la mayor protesta saharaui, por el número de participantes, desde 1975. Más de 20.000 personas permanecen acampadas en las afueras de El Aaiún para reivindicar puestos de trabajo y viviendas. El monarca expresó su rechazo de "que las libertades de las que goza el país sean vergonzosamente instrumentalizadas", dijo, "para dañar nuestra integridad territorial". Marruecos "no admitirá provocaciones para imponerle hechos consumados". Aludía así al Frente Polisario y a sus más fieles seguidores del campamento de Agdaym Izik que luchan a brazo partido porque además de exigencias sociales los acampados pidan la autodeterminación y la independencia.
Estas divergencias entre un puñado de simpatizantes del Polisario y el comité que regenta el campamento de jaimas (tiendas nómadas) quedaron puestas de manifiesto el jueves cuando casi simultáneamente se emitieron desde Agdaym Izik dos comunicados. El primero apostaba por la autodeterminación mientras que el segundo, suscrito por el comité, reiteraba la aspiración tradicional de obtener empleos y parcelas para construir casas.
Tras la advertencia el soberano tendió la mano. Anunció que la regionalización de Marruecos que prepara un grupo de expertos dirigidos por Omar Azziman, el ex embajador marroquí en España, será en primer lugar "beneficiosa para las provincias del sur" cuya gobernanza "democrática de los asuntos regionales se ampliará" al tiempo que se "consolidarán los mecanismos locales y regionales de derechos humanos". Con tal propósito el CORCAS, el órgano de representación de los saharuis, va a ser reestructurado.
En televisores enchufados a baterías de coches -Agdaym Izik carece de luz eléctrica- el discurso fue escuchado en silencio por todo el campamento saharaui. "Aquí hemos sacado la conclusión de que, pese a la firmeza real, no nos van a desalojar por la fuerza", declaró por teléfono un licenciado saharaui, pese a que cientos de soldados, gendarmes y policías rodean Agdaym Izik.
En vísperas de la reanudación, el lunes en Nueva York, de las conversaciones entre Marruecos y el Polisario, Mohamed VI arremetió con dureza contra sus adversarios. Pidió a la comunidad internacional que identifique "nítidamente y sin ambigüedades" a aquellos que obstruyen la negociación en curso. Recordó de paso al Polisario que esa franja desértica, equivalente a un 20% del territorio de la antigua colonia española, que dice controlar, es marroquí. "Nuestro país no tolerará ninguna violación, alteración o puesta en tela de juicio de la marroquinidad de esas zonas (...)", añadió, pero para concretar esa advertencia su Ejército debería atravesar el muro militar que divide el Sáhara para expulsar al Polisario de ese área en la que se mueve como pez en el agua. Sus mayores dardos el rey los lanzó contra Argelia que en los campamentos de Tinduf, dónde la oferta marroquí de autonomía para el Sáhara suscita "una amplia adhesión", Argelia ha "creado una situación aberrante e inédita". Prueba de ello es que ni siquiera permite al Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados efectuar allí un censo.
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