La peor sequía en 50 años devasta Rusia
Los rusos están acostumbrados a las crisis en agosto, y ahora viven una de proporciones históricas, solo que esta vez, a diferencia de las anteriores, no tiene nada que ver con la política. Hoy Rusia está sufriendo una ola de calor totalmente inustitada, con las más altas temperaturas en por lo menos 130 años, es decir, desde que comenzaron a consignarse las observaciones meteorológicas. Estas altas temperaturas sin precedentes -a las bajo cero sí están acostumbrados- han desatado la peor sequía registrada en los últimos 40 años, además de devastadores incendios que han dejado a cientos de personas sin techo.
Los pronósticos son desalentadores, ya que el calor, según los meteorólogos, no pareciera que vaya a ceder. De ahí que algunos especialistas dibujen cuadros apocalípticos, con escasez de productos y una gran inflación que podría desembocar en una nueva crisis económica.
El Gobierno, por su parte, trata de tranquilizar a la población, promete control de precios y asegura que no habrá déficit de nada, mientras las noticias de la mala cosecha en Rusia disparan los precios del trigo en la bolsa de Chicago ante el temor de una baja de las exportaciones desde este país.
Alexandr Beláyev, viceministro de Agricultura, coincidió ayer con los pronósticos más pesimistas al declarar que se calcula que este año la cosecha de cereales caiga a 70-75 millones de toneladas, contra más de 97 millones el año pasado y 108 millones en 2008.
Pero ello no significa un problema grave, según el alto funcionario, que aseguró que no se prohibirán las exportaciones y que éstas serán similares a las de 2009 (cuando fueron de 21,4 millones de toneladas). Esto es posible debido a que el consumo interno de cereales es de unos 75 millones, que es lo que se espera cosechar, al tiempo que hay excedencias de más de 20 millones de toneladas de cereales almacenados, no vendidos el año pasado.
Este optimismo puede tener cierto fundamento, pero en el mismo Gobierno hay voces que advierten que sí hay problemas graves, cuyas consecuencias se verán claramente el año próximo. Por ejemplo, el viceprimer ministro Víktor Zubkov sostiene que el déficit del forraje de cereales será de 4,2 millones de toneladas y que los granjeros, ante el temor de poder conseguir alimento para el ganado, ya han comenzado a sacrificarlo. Así, Tsentrosoyuz, la mayor red de compra de productos agropecuarios en el país, ha adquirido desde principios de julio 8.000 toneladas de carne, lo que supera en un 20% a la cifra del año pasado en el mismo periodo.
Además, la siembra otoñal de cereales de otoño puede ser problemática debido a la falta de lluvias. Esto puede significar que 2011 también será un año malo, en el que la producción seguirá cayendo por tercer año consecutivo.
La inflación ya es una realidad en las regiones golpeadas por la sequía, donde el precio de una tonelada de harina cuesta más del doble que hace un mes: de 5.200 rublos a 11.700 (1 euro actualmente equivale a un poco más 39 rublos). Verdad es que los expertos no creen que esto vaya a provocar un alza importante en los precios del pan a la población y, por lo tanto, sostienen que no hay peligro de desórdenes sociales.
Debido a la gran sequía, el sol ha quemado -no incendiado- los cultivos en unos 100 millones de kilómetros cuadrados. Cifra enorme que explica que en 27 regiones, la mayoría de la zona central de Rusia, hayan declarado el estado de emergencia. No hay que confundir estas decesiones -que se realizan a nivel regional- con la declaración, en 7 provincias, del estado de excepción debido a los incendios, que se hace a nivel presidencial. El estado de emergencia permite a las autoridades regionales obtener una serie de facilidades, como la posibilidad de usar fondos especiales o de acceder a crédityos ventajosos.
Las consecuencias económicas de la ola de calor no se circunscriben al problema de los precios debido a una posible escasez de productos. Las inusitadas temperaturas provocan diariamente más de mil focos de incendios -desde su comienzo se han desatado más de 20.000-, principalmente en los bosques y en las zonas de yacimientos de turba.
Este es un fenómeno que se repite con frecuencia -2009 también fue de sequía e incendios- pero este año se ha convertido en tragedia, ya las llamas se han lanzado ahora a una danza macabra que ha envuelto a aldeas y poblados, causando decenas de muertes y obligando a evacuar a miles de personas.
Que la actual crisis rusa haya sido provocada por una catástrofe natural no excluye, por supuesto, que se le pueda sacar partido político. Y aparentemente el primer ministro Vladímir Putin la ha aprovechado -junto a su salida en defensa de los espías, su advertencia a los "traidores" y su apoyo a los moteros- para comenzar su campaña por la reelección como presidente de Rusia.
Así, por lo menos, lo sostienen algunos observadores. Para Lida Shevtsova, del Moscow Carnegie Center, "es evidente" que Putin se está aprovechando del díficil momento por el que pasa Rusia para mostrar a la gente quién es en realidad el líder nacional y quién un simple funcionario del Kremlin. Putin se ha montado una gira por las zonas de incendio -mientras el presidente Dmitri Medvédev ha permanecido en Moscú-, durante la que ha repartido promesas a la población y regañado a las autoridades locales por su poca eficaz lucha contra las llamas. Aunque faltan todavía dos años para los próximos comicios a nuevo jefe de Estado, el mismo Putin señaló recientemiente que hay que estar en una campaña permanente, dando a entender que tiene intenciones de volver al Kremlin. Por lo demás, ya el próximo año hay elecciones regionales, que podrían hacerse coincidir con las parlamentarias.
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