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Grenoble y Saint-Aignan vuelven poco a poco a la calma

El Gobierno francés despliega a 300 agentes por la localidad para frenar los disturbios

Dos localidades francesas, Grenoble (Isère), de 150.000 habitantes, y la pequeña Saint-Aignan (Loir-et-Cher), de 3.500, han vivido un fin de semana de disturbios, asaltos, coches quemados e incidentes.

La policía todavía las vigila de cerca aunque, según sus informaciones, la noche ha sido más o menos tranquila en los dos lugares y todo apunta a que, poco a poco, las dos ciudades recobran la calma. Esta madrugada, con todo, se han registrado disparos en el barrio de Villeneuve, epicentro de los disturbios en Grenoble. Los tiros iban destinados a un coche patrulla pero no hirieron a nadie.

En Grenoble todo empezó el jueves cuando, en una persecución policía, un agente mató a Karim Boudouda, que acababa de participar en el atraco de un casino de la provincia. La noche siguiente, los jóvenes del barrio de Villeneuve, de donde procedía Boudouda, quemaron unos 80 coches y asaltaron varias tiendas en Grenoble para protestar por lo que consideraban un asesinato. La policía, por su parte, ha emitido un informe en el que asegura que el agente disparó en legítima defensa. Ayer, el ministro del Interior, Brice Hortefeux, se desplazó a Grenoble para interesarse por el asunto.

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Mientras un fuego parecía sofocarse, otro surgía a varios centenares de kilómetros, en la pequeña Saint-Agnian, en el centro de Francia. También en este caso, la muerte de un hombre a manos de la policía, en otra persecución: Luigi Duquenet, de etnia gitana, padre de 22 años, murió el viernes de un disparo la madrugada del sábado, en un incidente aún no aclarado.

El domingo por la tarde, unas 50 personas, presumiblemente amigos y familiares de Duquenet, tomaron el centro de la pequeña ciudad y, encapuchados y armados con hachas y barras de hierro, destrozaron la fachada de la comisaría, rompieron ventanas, señales de tráfico y teléfonos públicos, quemaron coches y echaron abajo a hachazos varios árboles de la ciudad. También saquearon una panadería. La dueña hablaba ayer en la televisión: "Llevaban hachas, se llevaron todos los bollos. Pero no rompieron nada. Para dormir he necesitado tranquilizantes".

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El Gobierno francés, para tranquilizar la situación, desplegó a 300 militares por la localidad. Hoy, el alcalde, Jean-Michel Billon, aseguraba que la tranquilidad había vuelto a la ciudad pero que había que mantenerse "vigilante". El ministro Hortefeux tiene previsto hoy por la tarde visitar la localidad.

Un coche calcinado frente a la puerta de la comisaría atacada este domingo en Saint-Aignan.
Un coche calcinado frente a la puerta de la comisaría atacada este domingo en Saint-Aignan.AFP

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