Ahmadineyad quiere que aumente la natalidad en Irán
El presidente iraní promete ayudas de 780 euros por hijo para convencer a los ciudadanos de que sean más prolíficos
Mahmud Ahmadineyad no ha llegado al extremo del ministro brasileño de Salud, que recomendó a sus conciudadanos que practicaran más sexo para reducir la hipertensión, pero su propuesta de que los iraníes tengan más hijos requiere el mismo ejercicio. Para el presidente iraní, la política de "dos es suficiente" ha quedado desbancada por el estatus de potencia regional que reclama para su país. Así que está tratando de convencer a sus conciudadanos para que sean más prolíficos y les ha prometido ayudas de 10 millones de riales (unos 780 euros) por hijo, desatando las críticas de numerosos expertos.
"Los occidentales decidieron controlar la población hace 40 años... y mírenles. Su población es vieja y [continúa] envejeciendo", manifestó Ahmadineyad durante una reciente reunión con miembros de consejos municipales de la que se hizo eco la agencia ISNA. "Hubo quien en nuestro país dijo: 'hagamos lo que ellos', aseguró que dos hijos era suficiente y aprobó leyes al respecto", añadió en referencia a la ley de planificación familiar aprobada en 1993.
Irán tiene desde entonces uno de los programas de control de la natalidad más efectivo del mundo, según datos de la ONU. Mientras que su población creció a una tasa superior al 3% entre 1956 y 1986, para 2007 se había reducido hasta un 0,7%. Así se ha pasado de una media de 6,5 hijos por mujer a algo menos de 2 en la actualidad. La población se ha estabilizado en torno a los 70 millones, pero al presidente iraní le gustaría que alcanzara los 120 millones y para ello sugiere a los matrimonios que tengan 6 hijos, aunque él y su mujer se han quedado en tres, dos chicos y una chica.
"El crecimiento incontrolado de la población es peligroso", ha recordado el ex ministro de Sanidad Iraj Fazel desde las páginas de Ettelat. De hecho, el país impulsó la planificación familiar ante la presión económica que supuso el aumento de 16 millones de personas durante los años ochenta a resultas de las políticas natalistas post revolucionarias. El propio Jomeiní, que inicialmente había animado a los iraníes a tener más hijos, apoyó aquellas medidas como han recordado ahora tanto figuras políticas como religiosas.
"Para mí, con uno ya vale, de momento", confía A. R., una joven madre que se queja de la falta de guarderías y ayudas sociales, así como de la dificultad para encontrar un trabajo estable. "Quizás más adelante, si las cosas nos van mejor, nos animemos a por el segundo", admite sin mucha convicción.
No es la primera vez que Ahmadineyad presenta su heterodoxa doctrina. Ya en el otoño de 2006 expuso ante el Parlamento su deseo de promover la natalidad para doblar la población del país (entonces 60 millones) y poder plantar cara a Occidente. Pero entonces, aún no había consolidado su control del poder como ahora y el tema no fue más allá.
"El presidente no es el estratega del sistema sino más bien el encargado de poner en práctica las leyes y las políticas macroeconómicas", ha señalado por su parte Gholamreza Meshani-Moghaddam. Este clérigo y miembro de la comisión económica del Parlamento insiste en que "la política del sistema sigue siendo reducir la población".
Pero también hay voces que secundan el llamamiento de Ahmadineyad. Un reciente editorial del diario Resalat, aseguraba que el país "tiene el potencial para 100 millones de personas". "Una gran población constituye un factor determinante para garantizar la fuerza política, económica y cultural de los países", argumentaba antes de poner como ejemplo a China. "Irán es un gran país y posee abundantes recursos naturales. ¿Por qué debería reducir su población?", concluía el editorialista.
"Alimentar, vestir y dar techo y educación a los niños exige una planificación adecuada", precisa el citado Meshaní-Moghaddam, que tacha de "impropio" hablar de elevar la tasa de nacimientos cuando una parte considerable de la juventud no encuentra trabajo y en consecuencia ni siquiera puede pensar en casarse.
"¿De dónde va salir el presupuesto para esa ayuda de 10 millones de riales por hijo?", se pregunta el ex embajador Morteza Alvirí, que hasta su encarcelamiento el año pasado por simpatizar con los reformistas era asesor de asuntos económicos en una organización afiliada con la oficina del presidente. Dado que, según Meshaní-Moghaddam, cada año nacen en Irán 1,35 millones de niños, se necesitarían 1.000 millones de euros para financiar ese cheque-bebé, justo en un momento en que el Gobierno está tratando de reducir las subvenciones agobiado por la falta de liquidez.
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