Una veintena de sicarios asesinan a 13 personas en México

Una veintena de sicarios, a bordo de siete lujosas camionetas Hummer, irrumpieron el martes en un poblado de Oaxaca, en el sur de México, y asesinaron a ocho vecinos, incluidos algunos niños, y a los cinco policías que intentaron evitar la matanza. Luego se marcharon con la misma impunidad con que lo hicieron los asesinos de los 15 muchachos de Ciudad Juárez o los que mataron a Ramón Mendivil, el alcalde de Guadalupe y Calvo, cuando salía de reunirse con el mismísimo presidente de la República.

La sangría que vive México, más de 17.000 muertos desde que Felipe Calderón llegó al poder hace tres años, se nutre cada día con nuevas víctimas, pero ya sólo llama la atención cuando logra componer una estampa tan horrenda como la del martes: sicarios a bordo de camionetas valoradas en más de 40.000 euros matando a niños con rifles y luego huyendo como si tal cosa.

El crimen fue cometido en una pequeña comunidad llamada Vicente Camalote, perteneciente al municipio de Acatlán de Pérez Figueroa, a 400 kilómetros de la capital del Estado de Oaxaca. Hasta allí llegó la caravana de sicarios. Según contó el alcalde, Nicolás Villalva, los malhechores aparcaron frente a las viviendas de las familias Maciel y Hernández: "Mataron a todos, también a algunos menores de edad, y luego dispararon contra los policías que acudieron en socorro de las familias". Sin esperar al entierro, el secretario general de Gobierno de Oaxaca, Evencio Martínez, declaró que la fiscalía del Estado ya está investigando los negocios del ganadero Alfonso Maciel, asesinado junto a sus tres hijos.

El Gobierno mexicano intenta inculcar la teoría de que la mayoría de los ejecutados son malhechores, y que la inseguridad sólo atañe a tres o cuatro Estados de los 32 que conforman la República. Pero esa teoría cada vez se hace más endeble.