"Debemos confiar solo en nuestras propias fuerzas"
En representación de la ONG Memorial, Alexéyeva y otros activistas rusos de los derechos humanos han sido galardonados este año con el premio Andréi Sájarov del Parlamento de Europa.
Liudmila Alexéyeva, la veterana activista del movimiento de derechos humanos en Rusia, cree en la sociedad civil. Bajo las primeras nieves del otoño, la presidenta del Grupo de Helsinki de Moscú, de 82 años, salió el sábado a la calle a participar en un mitin prohibido. Llevaba una pancarta con el lema "Respetar la Constitución de Rusia" y texto del artículo 31 de la Ley Fundamental que contempla el derecho a la reunión y manifestación. En torno a la estatua del poeta Mayakovski más policías que manifestantes acudieron a la cita convocada por tres ciudadanos dispares, uno de ellos la propia Alexéyeva.
Como en ocasiones anteriores, las autoridades municipales alegaron que la plaza no estaba disponible. "No quieren que se cree la tradición y el precedente de manifestarse el día 31 por el artículo 31 de la Constitución siempre en el mismo lugar", afirma Alexéyeva. "En cambio, los nacionalistas que ni han presentado sus consignas ya tienen autorización para el 4 de noviembre", señala, refiriéndose a la fiesta rusa que sustituyó al 7 de noviembre, día de la Revolución Bolchevique. El mitin del sábado se saldó con una cincuentena de arrestos, incluido el escritor Eduard Limónov, uno de los organizadores.
Disidente desde los años cincuenta, Alexéyeva fue cofundadora del Grupo de Helsinki de Moscú en 1976 y en 1977 tuvo que exiliarse de su país, adonde volvió en 1993. Es miembro de la comisión de derechos humanos adscrita al presidente Dmitri Medvédev, y también de Memorial, la ONG involucrada en la recuperación de la memoria histórica. En representación de Memorial, Alexéyeva, Oleg Orlov y Serguéi Kovaliov, han sido galardonados este año con el premio Andréi Sájarov del Parlamento de Europa. "Es un honor, que en ocasiones puede ayudarnos aquí. El premio - "50.000 euros que entregaremos a nuestra organización"- llega en una época dura, tras el asesinato de colaboradores como Natalia Estemírova, en julio pasado, y Maksharip Aushev, hace una semana.
Optimista a ultranza, Alexéyeva apenas contenía las lágrimas el viernes en una rueda de prensa en la que trataba de convencer a Mogamed Jazbíev, el jefe de la oposición de Ingushetia de que abandonara Rusia por su propia seguridad. "En Ingushetia había tres líderes de la oposición con autoridad y dos de ellos, Mogamed Yevlóyev y Maksharip Aushev, han sido asesinados. Jazbíev es el tercero..."."Me ha prometido que se marchará temporalmente", decía Alexéyeva el sábado en su casa de Moscú. "Por ley, la función de las autoridades no es permitir o prohibir, sino ponerse de acuerdo con los organizadores del mitin. No lo logramos. Seis veces lo hemos solicitado y cada vez nos proponen un lugar distinto, para que no se cree tradición".
De los mitines habló Alexéyeva en una reunión del Consejo de Derechos Humanos con el presidente Medvédev. Le recordó que el jefe del Estado tiene la prerrogativa de decidir qué eventos se permiten en la Plaza Roja y sugirió que este lugar histórico podría ser el Hyde Park de Moscú. "Medvédev comentó que entre Hyde Park y el palacio de la reina, hay árboles. Creo que los muros del Kremlin lo protegen mejor que los árboles".
Alexéyeva opina que "desde principios de los dos mil la situación de los derechos humanos en Rusia ha empeorado de forma constante" y que esa tendencia "responde a una política intencionada". "Siguen los asesinatos y los secuestros en el Cáucaso del Norte, disuelven los mitines, atacan a Memorial, hacen propaganda a favor de Stalin", señala. La activista valora positivamente que Medvédev, en su "blog", haya condenado la represión política de los años treinta.
"El presidente es muy simpático. Dice cosas buenas, pero no ha hecho nada que pueda indicar un cambio cualitativo, aunque ha transcurrido casi la mitad de su mandato". "No hay que esperar que la liberación venga de arriba", añade. "Vendrá cuando la sociedad sea lo suficientemente fuerte para que cuenten con ella. Debemos confiar sólo en nuestras propias fuerzas". "La sociedad civil en Rusia se desarrolla deprisa, pero como no la televisión no lo muestra, la gente cree que eso no sucede", afirma. Como ejemplo, cita la reacción ante el accidente el pasado agosto en la presa de Sayano-Shushevskaya, en Siberia, que se cobro 75 vidas. De inmediato, especialistas cualificados se pusieron a explicar los problemas de la presa en internet. "No acudieron a las autoridades, sino a Internet", subraya.
Alexéyeva se dispone a viajar a Ingushetia. Opina que el protagonismo de la política en aquella región del Cáucaso no corresponde a las autoridades locales, sino a Moscú y a sus representantes, que se orientan a la "caza" de los supuestos terroristas, pero no a su detención y juicio. Por los ascensos, las medallas y para justificar la propia existencia, explican que mataron a los terroristas porque se resistieron, "aunque esto no sea verdad", dice Alexéyeva.
El nombramiento de Iunus-Bek Yevkúrov como presidente de Ingushetia hizo pensar que la lucha antiterrorista podía encauzarse de un modo más legal y menos brutal, pero no ha sido así. Explica Alexéyeva que las autoridades realizaron "un experimento para ver si el diálogo con la sociedad local era más efectivo que los secuestros y el exterminio de los supuestos guerrilleros". "El experimento duró dos meses durante los cuales no hubo secuestros. Yevkúrov visitaba a las personas con hijos en la guerrilla y les pedía que los convencieran para entregarse a cambio de un juicio justo. Los jóvenes dejaron de echarse al monte, pero el método era lento y trabajoso y a los dos meses se cansaron de aquella política y volvieron los secuestros". "Antes a los que secuestraban los enviaban a Osetia del Norte o a Chechenia. Ahora parece que los mandan más a Chechenia y allí los torturan y los matan o se mueren durante las torturas. Casi nadie vuelve". El activista Mogamed Yevlóyev fue asesinado en agosto de 2008 por los polías de la escolta de Murat Ziázikov, el anterior presidente de Ingushetia. El sospechoso del crimen está hoy en libertad bajo fianza y el ministro del Interior de entonces "ha sido ascendido y ahora trabaja en Moscú". En Ingushetia, Alexéyeva se entrevistará con el presidente Yevkúrov, que casi perdió la vida en un atentado, y participará en un seminario del Servicio Federal de Seguridad (SFS), que le ha pedido disertar sobre "la psicología del terrorismo".
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