Blair no puede ni debe ser presidente de Europa
Tony Blair está jugando fuerte para convertirse en el primer presidente de la Unión Europea, una vez entré en vigor el Tratado de Lisboa. El ex premier británico está muy calladito, pero otros hablan por él: y no hay duda de que va a por el puesto. Tiene ya el apoyo de su Gobierno. También el de Nicolas Sarkozy, que a cambio quiere el apoyo británico para que Francia se quede con el sillón que ahora ocupa Javier Solana. El último en defenderlo ha sido Charles Grant, director del influyente Center for European Reform, que firma un artículo en el FT donde argumenta que son más los puntos a favor de Blair que en contra. No es, sin embargo, lo más interesante de su alegato. A fin de cuentas, el papel de Blair en la guerra de Irak, su colaboración con las mentiras de Bush e incluso en la fabricación de las falsas pruebas sobre las armas de destrucción masiva y luego su impenitente defensa de su trayectoria de neocon sobrevenido constituyen puntos de suficiente peso como para dejarle fuera de la competición. Lo más curioso es lo que Grant escribe acerca de Felipe González, a quien considera el único candidato capaz de competir con Blair.
El ex presidente español tiene, según Grant, la envergadura política necesaria para el cargo, y su nombre es suficientemente conocido en todo el mundo como para representar dignamente a los europeos y hacerse escuchar. Pero…Los peros no son ninguno de los que pudieran imaginar los españoles. Primero: ya hay un ibérico, Jose Manuel Durao Barroso, un argumento tan burdo como inconsistente. Estamos hablando de personalidades políticas que pertenecen a países soberanos. Portugal tiene tanto que ver con España como con el Reino Unido a efectos de cuotas europeas. Pero el peor es el segundo argumento: González no habla inglés con suficiente fluidez: “handicapped by his lack of fluent English”. O sea, que hay una nueva condición para ocupar altos cargos en la Unión Europea. No basta con hablar el inglés globalizado de aeropuerto que cualquiera sabe mascullar hoy en día sino que es necesario contar con el proficiency como mínimo.
Esta condición tiene gran interés si viene de más allá del canal, de donde han llegado muchas más cosas en estos últimos años, además del apoyo a la guerra de Bush. Por ejemplo: los obstáculos y las promesas incumplidas respecto al euro. Por ejemplo: las dificultades para cualquier avance político o cualquier profundización en las instituciones en el mismo momento en que se producía la ampliación. Por ejemplo: el boicot a cualquier presidente de la Comisión que tuviera la más mínima vocación federalista. Por ejemplo: la candidatura de Barroso. Éstas, y no cuestiones marginales como el fluent English, son los auténticos obstáculos para ser presidente de Europa.
Aceptar a Blair, además de premiar la foto de las Azores, es colgar un peso muerto del cuello de la UE, justo cuando termina el calvario del Tratado de Lisboa. El problema es que para evitar a Blair hay que conseguir que alguien de suficiente peso político sea candidato. Todos los otros que se están barajando hasta ahora, excepto González, no sirven para frenar al ex premier británico. La tentación de los jefes de Estado y de Gobierno de los 27 es obtener una cúpula de la UE debilitada ya desde el primer día. Es la forma más simple de contar ellos con la máxima fuerza, una tentación cortoplacista y miope que perjudica a los europeos en su conjunto.
La reelección de Barroso como presidente de la Comisión ya va en este sentido. Si luego colocan a la vedette internacional que es hoy en día Tony Blair conseguirán reforzar su propósito. Al igual que si colocan un presidente débil. Lleva razón Grant en una cosa y es que González es la auténtica alternativa, aunque el ex presidente español ya ha dicho por activa y por pasiva que ni es candidato ni quiere serlo. Quizás debieran empezar a meditar sobre todo esto los dirigentes de su partido, el PSOE, el Gobierno, el propio Zapatero por supuesto, y los europeístas con capacidad de influencia. Por supuesto, para convencer a González y lanzar inmediatamente y con toda seriedad su candidatura.
(Enlaces: con el artículo de Grant y con el blog Coulisses de Bruxelles)
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