Martinica y Guayana francesa decidirán su estatus en referéndum en 2010

Martinica y Guayana francesa, dos de los territorios franceses de ultramar, se pronunciarán el 17 de enero de 2010 en referéndum sobre un eventual cambio de estatus de su territorio, según han anunciado este miércoles los presidentes de los ejecutivos de ambos departamentos al término de un encuentro con el presidente francés, Nicolás Sarkozy. Se trata de una consulta sobre la autonomía de ambas regiones pero no se pone en cuestión su pertenencia a Francia.

En la votación, según explica el diario Le Monde citando un comunicado del Elíseo, se propondrá a los electores de ambos departamentos "aprobar o rechazar el cambio al régimen previsto en el artículo 74 de la Constitución", que contempla una autonomía limitada para los departamentos de ultramar, como la Polinesia.

Si una mayoría de electores rechaza la autonomía, los ciudadanos serán llamados de nuevo a un referéndum, en el que deben decidir el paso a una colectividad única, en la que se agruparán las competencias de sus actuales consejos generales y regionales.

Esta iniciativa se produce en respuesta a los sucesos acontecidos en Martinica y Guadalupe a comienzos de año. Los dos departamentos de ultramar fueron escenario de prolongadas e inéditas huelgas por el coste de la vida. Además de algunos episodios violentos, el conflicto social sacó a la luz tensiones raciales entre la mayoría negra y la minoría blanca que controla la economía local.

La isla antillana de Martinica es uno de los principales territorios franceses de ultramar. Territorio francés desde 1635, tiene 1.100 kilómetros cuadrados de superficie y algo más de 400.000 habitantes. Por su parte, Guayana francesa es también una de las 26 regiones de Francia y forma parte del país desde 1946.

Desde la revisión constitucional de marzo de 2003, los cargos electos de ambas regiones tienen la posibilidad de pedir un cambio de estatus y el presidente puede organizar un referéndum en ese sentido. De hecho, ya se hizo. En diciembre de 2003, los habitantes de Martinica y los de Guadalupe rechazaron en una consulta popular una reforma institucional que pretendía unificar el departamento y la región. Ese mismo año, Córcega rechazó en referéndum una propuesta para ganar autonomía que fue firmemente apoyada por Sarkzoy, entonces ministro del Interior.