La juez Sotomayor se defiende del acoso republicano en el Senado
La magistrada de origen puertorriqueño que aspira al Tribunal Supremo de EE UU insiste en que su experiencia vital no afectará a su objetividad
Segundo día de confirmación ante el Comité de Asuntos Judiciales del Senado. Primero de duras preguntas. Cada palabra, cada frase de cada discurso escrito en los últimos 20 años ha comenzado este martes a ser utilizado por los senadores republicanos para cuestionar la ecuanimidad de la juez Sonia Sotomayor, llamada por el presidente Barack Obama a ocupar un sillón del Tribunal Supremo de Estados Unidos.
Si el lunes fue un mero trámite de presentaciones y declaraciones de intenciones -los demócratas anunciaron que la arroparían; los republicanos que la cuestionarían-, el martes no dio un respiro a la juez. Reclinada sobre la mesa queriendo enfatizar más sus explicaciones, con las manos bien abiertas, en ocasiones apoyadas sobre el escritorio, tomando notas a medida que los senadores le hablaban y asintiendo con la cabeza, Sotomayor enfrentó con calma y aplomo la inquisición republicana.
No hubo que esperar mucho para que el senador republicano Jeff Sessions sacara a colación el comentario -aquel que dice que "una latina inteligente podría tomar mejores decisiones que un hombre blanco que no ha tenido las mismas experiencias vitales"- realizado por la juez en el año 2001 y que entre algún comentarista ultra conservador llegó a ser calificado de "racista". Sotomayor se defendió y alegó que ni sus discursos ni sus fallos judiciales mostraban prejuicios raciales.
"Quiero señalar de manera inequívoca y sin ningún genero de dudas que no creo que ningún grupo, ya sea por su raza, su etnia o su género, tenga ventaja alguna en materia de veredictos imparciales", declaró.
"Creo que cualquier persona tiene la oportunidad de ser un buen juez, al margen de sus antecedentes o sus experiencias personales", puntualizó Sotomayor.
Ha quedado dicho. Pero sin duda seguirá siendo género de debate.
"Ninguna palabra que he escrito ha recibido más atención", bromeó Sotomayor ante los senadores. Los asuntos que seguirían no serían menores. Desde el controvertido aborto a las polémicas armas.
Para esta mujer de 55 años, divorciada, sin hijos, de procedencia latina, el acceso al aborto es un "derecho firme" que está garantizado por la Constitución cuando en 1973 la máxima corte falló a favor de su legalidad alegando el "derecho a la intimidad". "La corte lo ha encontrado en varios lugares en la constitución", insistió la juez, para quien ese derecho está consagrado en dos enmiendas de la Carta Magna, la Cuarta y la Catorce. No hubo más comentarios. No hubo posiciones personales en un tema que ha sido central en más de tres décadas a la hora de confirmar a un magistrado para el Supremo. La juez dejó claro que la ley es rotunda al respecto y pasó página.
Antes del receso de la hora de la comida, los senadores republicanos intentarían acosar a Sotomayor en otro ámbito, el derecho a la posesión de armas, derecho que el máximo Tribunal ha reafirmado hace algunas semanas. La juez aseguró a los senadores del Comité que no adoptará "nociones preconcebidas" sobre las armas. Y para probar que no tiene prejuicios respecto a este tema declaró que uno de sus ahijados es "miembro de la Asociación nacional del Rifle [NRA, siglas en inglés]". "También tengo amigos que van de cacería", manifestó esbozando una sonrisa.
Sonrisas que siempre son comedidas. Educadas y amables. Sotomayor escenifica bromas pero no se entrega. Se muestra segura y firme, a pesar de que sigue cojeando y porta una moderna escayola de plástico debido a una caída en la que se rompió el tobillo cuando se resbaló en el aeropuerto de LaGuardia en Nueva York al abordar un avión hacia Washington.
Pero el senador Sessions no cejó en su persecución y mencionó el caso en el que como juez de una corte de apelación Sotomayor dio la razón al municipio de New Haven (Connecticut) por anular una prueba para otorgar ascensos a bomberos porque ningún negro la aprobó. La juez destacó que en ese caso la sentencia "se basó en los precedentes" y que versaba sobre si la prueba era adecuada y no se trataba de determinar cuotas de empleo para los negros. Pero los republicanos insisten en poner en duda la neutralidad de Sotomayor. Dicen que la juez podría inclinarse a favor de las minorías si gana la novena silla de la máxima corte del país, que está vacante tras la jubilación anticipada de David Souter.
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