Rusia dice adiós a los casinos y casas de juego
El Gobierno pretende acabar con la ludopatía, enfermedad nacional
Moscú, que hasta ayer era una de las ciudades con mayor número de casas de juego en el mundo, ha amanecido este miércoles con todos los casinos cerrados, debido a la entrada en vigor de una ley aprobada hace tres años. Su fin primordial es poner freno a la ludopatía, enfermedad que estaba diezmando los presupuestos de muchísimos rusos, que nada más recibir su sueldo corrían a las casas de juego. La medida afecta a la mayor parte del país, exceptuando cuatro zonas ubicadas lejos de las grandes ciudades que se creía que se desarrollarían gracias a la prohibición. Sin embargo, la mayoría de los dueños de casinos ha optado por otros negocios o por mudarse al extranjero antes que abrir nuevas casas de juego en las apartadas regiones. El sueño de crear una serie de Las Vegas rusas no se ha hecho realidad.
En la tarde de ayer los moscovitas invadieron los casinos y las salas de máquinas tragaperras para disfrutar de las últimas horas en las que se les permitía saciar sus ansias de juego. A partir de este miércoles sólo están permitidas las loterías, las apuestas y el póker en establecimientos especiales. De ahí que algunas salas de juego hayan optado por esta última variante y abrieran hoy como "clubes deportivos de póker".
Las pérdidas para el tesoro ruso federal no son significativas -el año pasado las casas de juego pagaron cerca de 700 millones de euros en impuestos-, pero sí lo son para los presupuestos de algunas ciudades y regiones. El negocio del juego movía anualmente más de 4.000 millones de euros, según Védomosti, el principal periódico económico ruso. Pero el verdadero problema es que la medida afecta a un gran número de trabajadores. Baste decir que sólo en Moscú los afectados podrían llegar a medio millón de personas, según afirma la Asociación para el Desarrollo de la Industria del Juego. Es cierto que las autoridades capitalinas dicen que el cierre de los casinos significará la pérdida de 10.000 puestos laborales.
Las empresas extranjeras que tenían casas de juego han preferido cerrar y llevar el negocio a otros países. Así, Storm International, que tenía en Moscú cinco grandes casinos y 25 salas de máquinas tragaperras señaló que se mudarán a los países salidos de la desaparecida Unión Soviética. Nadie tiene interés en ir a las zonas especialmente designadas por las autoridades rusas para la apertura de casinos, ya que para desarrollarlas necesitan, según los expertos, unos 30.000 millones de euros en inversiones.
La mayoría de los rusos apoya el cierre de las casas de juego, como muestra una encuesta dada a conocer ayer: 72% a favor y 19% en contra. Un 43% de los encuestados dijo que en los últimos 6 meses había jugado en casinos, salas de máquinas o en Internet y el 58% señaló que piensa continuar haciéndolo en la web.
Mientras tanto, los reyes de la industria del juego se preparan no sólo para mudarse a otros países, sino también para organizar charters a casinos en el extranjero. Ellos no dudan que los rusos con dinero usarán gustosamente esos vuelos especiales para continuar satisfaciendo su pasión.
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