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CIA y golpe

Los reflejos no cambian de la noche a la mañana, aunque desaparezcan las circunstancias que condujeron a su aparición. Hay un golpe de Estado en cualquier lugar del planeta, pero especialmente en América central, y sale alguien señalando con el dedo a la CIA. CIA y golpe son palabras asociadas entre sí casi como martillo y clavo, y eso prácticamente desde su creación. Por eso es todo un acontecimiento que llegue ahora este curioso golpe de Estado de Honduras, en el que el presidente destituido contaba sólo con su pijama para protegerse, para subrayar que desde Langley, la localidad de la periferia de Washington donde tiene su sede la gran agencia de espionaje, los Estados Unidos de Barack Obama ya no dan golpes de Estado sino que los condenan.

Si atendemos a las informaciones que llegan desde Washington, incluso cabría esperar que Obama utilizara a la CIA para reponer en su puesto al presidente expulsado. Esperemos que no lo haga: meter la pasta dentífrica en el tubo suele ser una acción mucho más difícil que sacarla. A fin de cuentas, parece que nadie en Honduras quiera darse cuenta de que lo que han hecho entre unos y otros es un auténtico golpe de Estado, una mofa del Estado de derecho, un atentado al principio sagrado del sometimiento de los militares al poder civil y un regreso al camino infame del golpismo, que tanta sangre, dolor y subdesarrollo han producido en América Latina. Ni siquiera vale el argumento de que el ejército cumplió una sentencia judicial que anulaba una decisión presidencial: los militares deben obedecer siempre al ejecutivo, que es de quien dependen. Sólo faltaba la intervención grotesca del coronel golpista Hugo Chávez contra el golpe para culminar la cadena de despropósitos. Y sólo faltaría ahora un golpe de la CIA pero al revés.

Tal como están las cosas, la llegada del primer presidente afro americano a la Casa Blanca significa la culminación de otro ciclo en la política internacional que empezó, ni más ni menos que en Teherán, en 1953, con el golpe de Estado que organizó el jefe de la CIA para Africa y Asia, Kermin Roosevelt, emparentado con los dos presidentes del mismo nombre, contra Mohamed Mossadeq, primer ministro salido de unas elecciones democráticas que nacionalizó la compañía de petróleos británica Anglo-Iranian Oil, que luego se convertiría en British petroleum. La lista de golpes de la CIA desde entonces es abrumadora, sobre todo en tiempos de la Guerra Fría, que es para lo que fue organizada la agencia y la circunstancia a la que se amoldó perfectamente como su especialidad.

De aquellos polvos golpistas que degollaron la democracia iraní y repusieron al tiránico Sha Reza Palehvi salieron los lodos de la Revolución Islámica en 1979 y el profundo antiamericanismo que quedó marcado a sangre y fuego en la memoria de los iraníes. Por eso Obama ha condenado autocríticamente aquel golpe contra Mossadeq y ahora ha reaccionado con sus nuevos reflejos antigolpistas. Estados Unidos está cambiando. La CIA está cambiando. Pero pasará tiempo antes de que el cambio llegue incluso a esos viejos reflejos tan útiles para personajes como Hugo Chávez, Mahmud Ahmadinejad o los hermanos Castro que necesitan a la CIA y al imperialismo americano para culparles de todo golpe de Estado y de cuanto malo les ocurra a ellos y a sus amigos.

Comentarios

Sobre este asunto, crítico por tratarse de una acción contra la democracía, vale la pena recoradar que todo Ejecutivo debe respetar la norma jurídica en conjunto con los otros poderes constitucionales.Zelada no respeto.
¡Ojalá esté cambiando! de hecho el que ha cambiado es el presidente de EEUU y por lo tanto la política, pero la CIA. como dices pasaran años... Esto no quiere decir que crea en un golpe de la CIA, aquí o allá En realidad me puse a escribir para agradecerte recordar de donde viene el problema iraní. Hace tiempo que nadie recuerda a Mossadeq y el golpe de 1953. Gracias
Es el final de la guerra fría: un juego de suma cero en el que lo que yo ganaba tú lo perdías, y viceversa. La CIA era el ariete de EE UU; los soviéticos no se andaban con tantos aspavientos y, llegado el caso, llegaban con sus tanques hasta tu sala de estar. Cada país era una pieza en el gran tablero de la lucha por la hegemonía mundial: la neutralidad era imposible, como imposible es que un alfil en un tablero de ajedrez no tenga los poderes que las normas del juego le confieren. Tras la guerra fría el panorama ha cambiado. Ahora los golpes de estado son unánimemente condenados. Pero, abandonados a su suerte, proliferan también los Estados fallidos. El haz es esa resonante llamada internacional a que se respeten las reglas internas del juego democrático (por ejemplo, en Honduras); el envés, esa indiferencia brutal que hizo que en Ruanda murieran 800.000 personas en 100 días. Un alfil en medio del tablero puede ser ahora un simple trozo de madera.
Acomode el nombre como quieran pero siempre será un golpe de estado, es decir la voluntad del pueblo expresada en las urnas -a eso le llaman democracia- ha sido desconocida y violentada por el poder de las armas al servicio de quienes vulneran ese mandato electoral legitimo.No se diga más.
MUY BUENO EL ARTICULO SOBRE LA CIA. PREGUNTO PORQUE LA OEA Y LOS ESTADOS MIEMBROS Y ONG NO ACTUAN DE LA MISMA MANERA CUANDO EN VENEZUELA O EN CUBA SE PERSIGUE A LA PRENSA O VIVEN DIRECTAMENTE UN GOLPE DE ESTADO PERPETUO......SE MIDE DE FORMA DIFERENTE ???

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