El escándalo de los abusos en gastos oficiales en Reino Unido alcanza a los conservadores
El primer ministro británico, Gordon Brown, pide perdón "en nombre de todos los políticos"
La tormenta política desatada en Reino Unido por las revelaciones de abusos en los gastos oficiales de los diputados, que hasta ahora habían alcanzado solo a los laboristas, ha llegado a las filas conservadoras. El diario The Daily Telegraph publica hoy detalles sobre abusos de varios diputados tories, algunos muy cercanos al líder, David Cameron, del sistema para pagar con dinero público diversos gastos personales.
La ley permite que los diputados reciban ayudas públicas para mantener una de las dos residencias que normalmente han de mantener abiertas para ejercer su tarea: una en Londres, donde está el Parlamento, y otra cercana a su circunscripción, donde muchos fines de semana atienden a los votantes. Varios diputados tories han aprovechado para revalorizar sus propiedades. Michael Gove, miembro del círculo íntimo de Cameron, gastó más de 7.000 libras (7.700 euros) en los muebles de su piso de Londres en 2006, antes de cambiar la designación de segunda residencia a otra propiedad en su circunscripción, Surrey. Otro diputado, Andrew Lansley, gastó miles de libras en renovar su casa de campo antes de venderla. Alan Duncan, que preside el comité encargado de auditar los gastos de los diputados de la Cámara de los Comunes, pidió que le reembolsaran £3,194 (3.500 euros) en gastos de jardinería en marzo de 2007, aunque se le denegó el reembolso.
El diario británico The Guardian, explica hoy en su web que la clase política británica está consternada por el daño que estas revelaciones han hecho a la reputación de los políticos y el parlamento desde que el viernes pasado The Daily Telegraph comenzase la serie de informaciones. Por ello, el primer ministro británico, Gordon Brown, ha pedido perdón en nombre de "todos los políticos, todos los partidos, por lo que ha pasado y por los acontecimientos de los últimos días".
El líder de la oposición, David Cameron, se adelantaba ayer a la tormenta que se avecinaba y se disculpaba de antemano por el intento de los diputados de su partido de maximizar sus beneficios: "Mañana [por hoy] será otro mal día para el parlamento y, honestamente, para el Partido Conservador".
Ayer, un ex portavoz de los Comunes avisaba de que quizás sólo unas elecciones generales podrían resolver la crisis desatada por este escándalo.
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