Atentado con explosivos contra la casa de un cardenal boliviano

Un atentado con dinamita, perpetrado en la madrugada de ayer (hora local) contra la casa del presidente de la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB), el cardenal Julio Terrazas, sólo causó daños en la puerta principal del edificio, pero no provocó heridos —el cardenal no se encontraba en su vivienda en ese momento—, según informó ayer el Gobierno boliviano.

El viceministro boliviano de Régimen Interior, Marcos Farfán, confirmó en La Paz dicho ataque y dijo que se trata de un "hecho muy grave y muy preocupante, que requiere de la mayor responsabilidad para tratarlo".

El funcionario expresó la "profunda consternación" del Gobierno por este "hecho terrorista contra una persona que simboliza no sólo a la Iglesia católica, sino que es una figura importante para el pueblo boliviano", afirmó.

A su vez, la ministra de Justicia, Celima Torrico, en declaraciones a los periodistas, instó ayer a la fiscalía a actuar con "dureza" contra los autores del atentado, así como contra los causantes de acciones similares en las últimas semanas.

El cardenal Terrazas ha sido acusado en varias ocasiones por el presidente boliviano, Evo Morales, y su Gobierno de haberse alineado con la oposición. Terrazas y otros jerarcas de la Iglesia boliviana han cuestionado las políticas de Morales, en particular la reforma constitucional emprendida por el gobernante indígena y con la que Bolivia se ha convertido en un Estado aconfesional. De este modo, la religión católica ha dejado de ser considerada como la principal del país, como establecían anteriores Constituciones.

Por su parte, el vicepresidente de la CEB, Edmundo Abastoflor, atribuyó el atentado al clima de tensión política que vive el país. Abastoflor afirmó en conferencia de prensa que la situación en Bolivia lleva a "tomar la violencia como un recurso fácil", aunque se mostró confiado en que "el clima del país sea cada vez más pacífico".

Abastoflor leyó un comunicado de la CEB que "lamenta y rechaza vehementemente" lo que calificó de "atentado criminal" que "refleja una actitud de intolerancia". "Un atentado a la casa del cardenal es también una afrenta contra su persona, su dignidad y su liderazgo a la cabeza de la Iglesia católica en Bolivia, y, por tanto, contra la Iglesia católica misma", agrega el comunicado.