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Ejecutan en Ohio a un preso que alegó su obesidad para evitar la pena capital

El Tribunal Supremo niega que la obesidad mórbida del preso afectara a la aplicación de la inyección letal

Richard Cooey, de 41 años, ha sido ejecutado hoy en la prisión de Lucasville, Ohio (en el noreste del país), después de que el Tribunal Supremo rechazara la semana pasada su obesidad como motivo para no ejecutar la sentencia. Era la última apelación que le quedaba después de que el gobernador, Ted Strickland, denegara su petición de clemencia.

Cooey fue condenado a la pena capital por el secuestro, violación y asesinato de dos estudiantes universitarias en septiembre de 1986, según informa la CNN en su página web. Sus abogados han defendido que el preso (que mide 1,70 y pesa 121 kilos) padece "obesidad mórbida" y ha ganado 32 kilos desde que entró en prisión cuando tenía 19 años. La comida de la cárcel y estar encerrado en una celda 23 horas al día han contribuido a agravar su problema de peso.

Además, el recluso también recibía medicamentos para las migrañas, que podrían debilitar la efectividad de la anestesia que se emplea durante la ejecución. Y han alegado que sus venas están debilitadas por sus problemas de salud y la inyección letal no sería una ejecución indolora como establece la Constitución de los Estados Unidos.

Revisión del procedimiento

Sin embargo, la justicia ha negó la suspensión de la ejecución y la posibilidad de emprender la alegación constitucional cuando un preso tiene problemas médicos para que se le aplique la pena capital. El tribunal también solicitó que se revisara el procedimiento de inyección letal de Ohio y si se trataba de un procedimiento cruel o doloroso.

Según ha determinado el examen médico que le hicieron en la prisión a primera hora de la mañana, sus venas eran suficientemente gruesas como para detectarlas sin problema, por lo que se ejecutó la sentencia.

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Cooey y su cómplice Dickens, que tenía 17 años en 1986, fueron encarcelados por el asesinato de Wendy Offredo y Dawn McCreery, estudiantes universitarias. Ambos trabajaban en las obras de una carretera en la que quedó atrapado el coche en el que viajaban las dos jóvenes y se ofrecieron a ayudarlas. Las llevaron hasta un lugar apartado y las violaron y apuñalaron. Los dos hombres se acusaron mutuamente de ser quien acabó con la vida de las jóvenes y finalmente ambos fueron condenados por asesinato. Sin embargo, Dickens, al ser menor cuando se cometieron los crímenes, fue condenado a cadena perpetua ya que no se le podía aplicar la pena de muerte.

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