Llanto y alegría según el lado de la frontera
Las familias y amigos de los soldados israelíes lloran su muerte mientras Hezbolá celebra la entrega de los presos como si fueran héroes
El intercambio de presos y cadáveres entre Israel y Hezbolá se ha vivido de forma muy distinta a uno y otro lado de la frontera israelí-libanesa. Por un lado, los familiares de los soldados israelíes Eldad Regev y Ehud Goldwasser lloraban en sus casas al conocer, tras dos años de angustia, que sus seres queridos estaban muertos. Mientras, en Líbano, Hezbolá ha organizado una fiesta para celebrar su "victoria" sobre Israel.
En un hecho poco usual, el líder de Hezbolá, Sayyed Hassan Nasralá, ha recibido personalmente a los cinco presos liberados en Beirut. Nasralá, que por razones de seguridad sólo había aparecido en público dos veces en los últimos dos años, ha celebrado la liberación en un acto de reafirmación del poder de Hezbolá.
Los liberados llegaron primero a la población fronteriza de Naqura en un vehículo de la Cruz Roja, y fueron recibidos con un colorido desfile de milicianos a pie y a caballo que agitaban banderas libanesas y palestinas.
Tras cambiar el atuendo que llevaba por un uniforme militar, Samir Kuntar saludó, a través de la cadena de televisión Al Manar, a "todos a quienes se sacrificaron para que la liberación sucediera". Y añadió que su libertad "es la continuación de la victoria de la guerra de Tamuz", en el verano de 2006 entre Israel y Hezbolá. Después de una ceremonia muy breve, partieron a bordo de tres helicópteros hacia el aeropuerto internacional de Beirut, donde han saludado desde una tarima a las miles de personas que los esperaban. Luego se han reunido con sus familiares, el presidente libanés Michel Suleiman, el primer ministro Fuad Siniora, el presidente del Parlamento, Nabih Berri, y Nasrallah.
La milicia libanesa ha bautizado el canje como operación Radwan, en recuerdo de Imad Mughniyah, alias Hajj Radwan, un jefe militar de la guerrilla chií que fue asesinado en Siria en febrero. En una pancarta colocada en la autovía que va de Naqura hasta Beirut se podía leer: "Liberación de los cautivos: un nuevo amanecer para Líbano y Palestina".
También Hamás ha celebrado la "victoria" sobre Israel que supone que se vea obligado a entregar prisioneros a cambio de sus soldados muertos. Cree Hamás que el canje refuerza su posición, ya que ellos mantienen secuestrado, también desde junio de 2006, al soldado israelí Gilad Shalit. A cambio de este soldado, cuya familia ha expresado su solidaridad con las de Regev y Goldwasser, Hamás pide la liberación de cientos de presos palestinos en manos israelíes. "Esta es una gran victoria de la resistencia y de Hezbolá y es una fiesta para los presos libaneses y sus familias", ha declarado desde Gaza Abu Zuhri, portavoz de Hamás.
'Día negro' en Israel
Los cuerpos de los dos soldados han sido llevados a la base militar de Shraga, en el norte de Israel, hasta donde se ha acercado el primer ministro, Ehud Olmert, acompañado por el ministro de Defensa, Ehud Barak. Olmert, aflijido, ha expresado su dolor abrazando a los familiares de las víctimas frente a sus ataúdes, que han sido cubiertos por la bandera de Israel.
Numerosas personas y periodistas se dieron cita durante el día frente a los domicilios de las familias los dos soldados. En Nahariya, donde reside la familia Goldwasser, que habría cumplido 32 años pasado mañana, Shlomo, el padre de Ehud, atendía a numerosos medios con el alma en vilo a la espera de saber la suerte que hubiera corrido su hijo. Más tarde, al conocerse que estaba muerto, el llanto ha estallado entre las familias y los vecinos y desconocidos que se han acercado a la casa.
A pocos kilómetros, en Kyriat Motzkin, donde residen los Regev, las escenas fueron similares. "Es un día muy difícil para nosotros", ha reconocido Zvi Regev, padre del soldado muerto. "Es el día más negro. No le deseo esto ni a mi peor enemigo. Es un final trágico", ha declarado, a la puerta de la casa de los Regev David Druckman, rabino del pueblo, tras visitar a la familia. Muchas personas se han concentrado en esta casa, donde también se han escuchado gritos de venganza: "¡Morirás, Nasralá!", decían algunos, en referencia a Hassan Nasralá, líder de Hezbolá.
Un reservista que se acercó a la casa de los Regev ha declarado a la agencia Reuters que la muerte de los dos soldados "aumenta nuestra motivación para proteger este país y demuestra con quién estamos tratando". Mientras, muchos de los concentrados encendían y depositaban velas junto a retratos de los soldados muertos.
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