Graves irregularidades en los comicios internos de la izquierda mexicana
López Obrador recupera el control del Partido de la Revolución Democrática
Andrés Manuel López Obrador, candidato de la izquierda mexicana que fue derrotado por estrecho margen en las controvertidas elecciones presidenciales de 2006, se ha impuesto como líder de hecho en los comicios internos celebrados el domingo para elegir a los nuevos dirigentes del Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Alejandro Encinas, candidato de la tendencia Izquierda Unida, que apoya López Obrador, será el nuevo presidente del partido, al derrotar a Jesús Ortega, de la tendencia Nueva Izquierda, que controlaba la burocracia partidista y que se presentó como candidato de la renovación.
La jornada electoral estuvo plagada de graves irregularidades, en un claro ejemplo de las paradojas de la vida política mexicana. El partido, fundado el 5 de mayo de 1989 por Cuauhtémoc Cárdenas enarbolando la bandera de la transparencia, ha vivido las últimas semanas un proceso turbulento, que culminó el día de las elecciones con las peores prácticas antidemocráticas del viejo régimen. Robo de papeletas, destrucción de urnas, manipulación del padrón electoral, compra y coacción de votos, golpes, amenazas e insultos abundaron en los colegios electorales de distintos puntos del país.
Hubo denuncias en el Distrito Federal, y en los Estados de México, Veracruz, Oaxaca y Tamaulipas, entre otros. En Tabasco, tierra de López Obrador, donde competía su hermano José Ramiro, hubo robo y quema de urnas y poca afluencia de votantes. En Michoacán se registró una ausencia muy significativa. Cuauhtémoc Cárdenas, considerado el líder moral del partido, y su hijo Lázaro, ex gobernador del Estado, no acudieron a votar. El partido que en las presidenciales de julio de 2006 dijo ser víctima de un fraude monumental y que niega toda legitimidad al presidente Felipe Calderón dio el domingo la peor de las imágenes a la hora de realizar sus propias elecciones.
En su primera conferencia de prensa tras las elecciones, Alejandro Encinas llamó a la unidad de todo el partido. "Todos tenemos cabida y una tarea que cumplir", dijo, y advirtió que la militancia votó por la definición de una línea política. En otras palabras, se ha impuesto en el PRD el sector más intransigente, que rechaza cualquier tipo de acuerdo con el Gobierno conservador de Calderón y el oficialista Partido de Acción Nacional (PAN). Ortega, candidato del sector conocido como Los Chuchos, promovía una línea más pragmática alejada de la confrontación permanente.
Encinas confirmó que su primera tarea será convocar y participar activamente en la concentración convocada para hoy en la plaza del Zócalo de la Ciudad de México por López Obrador "en defensa del petróleo" y contra cualquier intento de abrir los hidrocarburos a la iniciativa privada ante el próximo debate sobre la reforma energética en el Congreso.
"En el PRD no cabrán las dudas ni las ambigüedades, representamos un proyecto alternativo ante la derecha", anunció Encinas, que desde la presidencia del partido controlará los recursos millonarios que recibe del Estado, y tendrá un papel decisivo en la designación de candidatos en futuras elecciones.
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