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Francia quiere expulsar en 2008 "al menos" a 25.000 inmigrantes

Las asociaciones de derechos humanos y de defensa de los inmigrantes denuncian la llamada "política del número"

El primer ministro francés, François Fillon, ha asegurado hoy que el objetivo este año en materia de expulsiones de extranjeros indocumentados será de "al menos" 25.000. "El número de repatriaciones efectuadas en 2007 se acerca al objetivo de 25.000. El objetivo para 2008 será al menos equivalente", ha afirmado el jefe del Gobierno conservador durante una visita a Marsella, en el sur de Francia.

"En lo que se refiere al tema de los sin papeles, nuestra posición es clara y republicana: la inmigración está encuadrada por la ley. Hay que respetarla. De lo contrario es la ley de la selva, de las redes, del más fuerte", ha subrayado el primer ministro.

Fillon ha reiterado que los "refugiados" y los que gracias a sus "esfuerzos y competencias" obtienen documentos para trabajar y residir en Francia "son los bienvenidos", mientras que los que no cumplen los criterios y no tienen papeles "están llamados a ser reconducidos a sus países".

Las asociaciones de derechos humanos y de defensa de los inmigrantes denuncian la llamada "política del número" que, dicen, ha llevado al recrudecimiento de la "caza" de los 'sin papeles'.

El ministro de Inmigración, Brice Hortefeux, reconoció hace una semana que la meta de 25.000 repatriados no se cumplió el año pasado. Según sus cálculos y a la espera de las cifras definitivas, hubo entre 23.000 y 24.000 expulsiones, pero añadió que el incumplimiento de los objetivos se debe, por una parte, al período electoral (hubo presidenciales y legislativas en el primer semestre de 2007) en el que los servicios competentes "aflojan" el ritmo y, por otra, cambió la situación de los rumanos y los búlgaros con el ingreso de esos países en la Unión Europea.

En su discurso de año nuevo, la pasada semana, también el presidente francés, Nicolás Sarkozy, defendió su política de inmigración, basada en un sistema de cuotas para "controlar los flujos migratorios" y crear una jurisdicción especial para "los derechos de los extranjeros". Sarkozy negó que Francia trate como criminales a los inmigrantes irregulares por internarlos en centros desde los que son repatriados.

El pasado octubre, unos miles de manifestantes protestaron en París contra la ley de control de la inmigración y sus polémicos exámenes de ADN para los candidatos a la reagrupación familiar. Las protestas por las calles de la capital francesa ocurrieron tres días antes de que las dos cámaras del Parlamento francés aprobaran las leyes defendidas por el Gobierno conservador.

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