Lujuria imperial
¡Vaya mirada la del viejo emperador jubilado! Deng Xiaoping mantuvo la primacía sobre cualquier otro dirigente hasta su muerte en 1997, cuando tenía 93 años de edad, sin necesidad de ostentar el último cargo del poder fáctico, que es la presidencia de la Comisión Militar del Partido Comunista Chino (PCCh). Jiang Zemin, el de la foto, en cambio, ha quedado condenado a deambular por el congreso y a devorar con su mirada rijosa a las jóvenes azafatas. El paso de la segunda a la tercera generación fue largo y desordenado, aunque más pacífico que la sucesión de Mao Zedong, pero Jiang Zemin, el sucesor de Deng, en cambio, se ha visto obligado a soltar el poder entre congreso y congreso como quien baja una escalera, un peldaño por año: en 2002 pasó a Hu Jintao la secretaría general del Partido Comunista, que venía ejerciendo desde la matanza de Tiananmen en 1989; luego, al año siguiente, le cedió la presidencia de la República; en 2004 la presidencia de la Comisión Militar del partido, y finalmente, en 2005, la presidencia de la Comisión Militar de la República Popular de China.
Jiang Zemin ha llegado con las manos vacías al XVII Congreso, sin más título que su biografía y la inscripción de su '
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La sangre y las turbulencias han sido ya erradicadas del PCCh, que por segunda vez se dispone a realizar un relevo generacional en paz y orden. Lo hizo ya en 2002, con el paso de la tercera a la cuarta generación, cuando llegó Hu, el emperador discreto, que diluye su protagonismo en los órganos colectivos. Así será también en 2012, cuando Hu se retire y pase a la condición de emperador jubilado, para ceder el cetro a uno de los dos nuevos miembros del comité permanente del Politburó, formado por nueve miembros. Tenemos cinco años para ir aprendiendo los nombres de la quinta generación: el nuevo número seis, Xi Jinping, de 54 años, jefe del partido de Shanghai y seguidor de Jiang; y el número siete, Li Keqiang, de 52 años, un poderoso jefe provincial que cuenta con el padrinazgo de Hu. Uno de los dos va para presidente y el otro para primer ministro, pero no se sabe todavía en qué orden. Los emperadores que se van dejan apalancados a sus polluelos e intentan seguir controlando a través suyo los órganos renovados. No se descarta que el próximo congreso contemple la primera elección abierta y democrática dentro del partido.
Así será si puede hacerse en armonía, como mínimo aparente. El Partido Comunista Chino es la organización más conservadora y estática del planeta. La estabilidad es la obsesión que le da vida. El momento culminante que es este congreso impenetrable sirve sólo, y ya es mucho, para organizar los relevos imperiales sin venenos ni estrangulamientos de por medio, como era tradicional desde hace siglos.
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