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Nuevas amistades

En este artículo MVM parece que escribe sobre el conflicto de Oriente Próximo, cuando la guerra fría proyectaba su mapa de siniestros equilibrios sobre el conflicto entre israelíes y palestinos. Pero en realidad, el columnista escribía sobre la independencia de los partidos comunistas europeos respecto a Moscú y lo hacía bajo un régimen que perseguía a todos los partidos pero especialmente al comunista.

Del alfiler al elefante

Por MANUEL VÁZQUEZ MONTALBÁN

El presidente Sadat es un fan de Henry Kissinger. Así lo ha declarado en repetidas ocasiones. Esta curiosa coincidencia entre Alfredo Amestoy y Anuar el Sadat debe inscribirse con letras de oro en el libro de la tradicional amistad entre España y los países árabes, que se remonta, casi sin duda, al periodo de la llegada de los íberos. La reconciliación entre Estados Unidos y Egipto es la comidilla del “todo Europa” y los enterados se dan codazos y miran de reojo hacia la Unión Soviética por si pone cara de amante despechada. En la historia de las naciones, ¿caben los celos?

Las especulaciones se suceden. Por una parte se afirma que los Estados Unidos tratan de reconvertir radicalmente su estrategia en Oriente Medio: de apoyar a Israel pasaría a apoyar a los países árabes moderados. El resultado de ese cambio respondería a los intereses de los grupos industriales norteamericanos que presionan desde hace años sobre la Administración para que se reconcilie con los propietarios de buena parte de la reserva petrolífera del mundo. Por otra parte, se asegura que la reconciliación entre árabes y norteamericanos responde a un acuerdo profundo entre Moscú y Washington para relajar el clima de tensión en la zona. Para unos, los soviéticos van a hacer las maletas un día de estos y se marcharán de Egipto. Para otros, la Unión Soviética sería la primera interesada en paralizar el conflicto en una fase de negociación e imponer lentamente una solución política a israelíes y árabes.

De cara a su estrategia universal, es mucho ya lo conseguido por Moscú a partir de la baza árabe. Ha conseguido extender su zona de influencia hasta límites geográficos impensados en las conferencias de Yalta y Postdam. Si hizo falta nada menos que una guerra mundial para redividir el mundo, de momento se consigue hacerlo mediante conflictos zonales como el de Indochina u Oriente Medio o América Latina, que sirven de válvula de escape para la constante pero nunca declarada tercera guerra mundial.

Si Dios aprieta pero no ahoga, la URSS trata de hacer lo mismo en su modesta dimensión de potencia temporal. La prudencia conservadora de su expansión mundial arrebata bazas al sistema capitalista, con una parsimonia de curandero medieval sin más terapéutica que la sanguijuela. La URSS tiene lógicamente problemas de grado de “dependencia” no sólo con sus Estados aliados, sino con sus partidos aliados. La lentitud y recelo de su avance hace que esté siempre predispuesta a “comprender” la cal y arena de sus amistades nacionales. La URSS parte de un cálculo exacto de lo que el capitalismo puede perder para saber lo que ella puede ganar. Con esta política ha tenido éxitos lentos y seguros, pero está debilitando la base de apoyos de los partidos comunistas nacionales, que reclaman progresivamente, o se la toman, una independencia de gestión dentro de las coordenadas de su propia realidad nacional. En este orden de cosas están recientes polémicas, como la sostenida entre el Partido Comunista español y la URSS sobre la política exterior soviética. Una polémica durísima, de tono desusado, en la que ha intervenido hasta un filósofo del Kremlin muy influido por el neotomismo.

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No cabe pues pensar que la URSS sea la amante despechada de este ménage à tríos que se fragua en El Cairo. Más bien asume el papel de la constante esposa que confía en sus recursos para que el marido, más tarde o más temprano, aterido por el frío que sigue a la aventura, vuelva a casa y recupere esa inversión de afecto y tacto que alguien llamó matrimonio. Pero no siempre las esposas tienen más recursos que las amantes.

24 de abril de 1974. Tele/eXpres

A Manuel Vázquez Montalbán, primera entrada del blog (21 de abril)

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