Lula admite su tristeza por los abucheos recibidos en los Panamericanos

En respuesta a lo ocurrido el pasado viernes, durante la apertura de los Juegos Panamericanos, cuando fue abucheado en seis ocasiones por una buena parte de los 90.000 asistentes a la ceremonia, en el gran estadio del Maracaná de Río de Janeiro, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, aseguró ayer que se siente muy disgustado. Sin embargo, justificó el incidente diciendo que "aplausos y abucheos son una reacción del ser humano". Así se expresó durante su programa de los lunes, Café con el presidente.

Durante la inauguración de los Juegos, Lula no consiguió siquiera leer el discurso de apertura. Fue la primera vez, en los 40 años de historia de este acontecimiento, que el público impide que lo haga el presidente del país anfitrión.

Lula estaba ya con el micrófono en una mano y una cuartilla de papel en la otra para proclamar que quedaban oficialmente abiertas las competiciones cuando los organizadores, viendo el clima hostil del estadio contra el presidente, que era sonoramente abucheado, prefirieron que lo sustituyera el presidente del Comité Olímpico Brasileño (COB), Carlos Nuzman.

Según los analistas, el abucheo a Lula fue el mayor registrado en la historia del Maracaná, donde la irreverencia de los cariocas no suele ahorrar críticas a nadie. Dada la popularidad del presidente en los sondeos, el incidente ha sorprendido al país. Incluso se ha llegado a pensar que los abucheos podrían haber estado organizados por un grupo de adversarios políticos infiltrado para contagiar al resto de los espectadores, pero los organizadores lo niegan rotundamente.

Con todo, Lula ha sido elegante en su reacción. Dijo que en su vida ya había recibido muchas veces aplausos y abucheos, pero que lo que le había entristecido esta vez es que se trataba de una fiesta en la que participaban más de 7.000 atletas de las Américas.

"Es como si un amigo te invita a su fiesta de cumpleaños y cuando llegas allí empiezan a abuchearte", comentó Lula.

El presidente eludió condenar al pueblo carioca y aseguró que el triste episodio no va a cambiar en nada las ayudaS a Río del Gobierno federal. "Debe continuar siendo una ciudad linda que merece ser ayudada", dijo.

Aún no se sabe oficialmente si Lula volverá a Río para la clausura de los Juegos, como es costumbre. Sus asesores no son partidarios de que lo haga, aunque Lula no es un político que se deje intimidar ante las adversidades. Todo dependerá más bien de los organizadores de los Juegos, que juzgarán la conveniencia o no de exponer a Lula a nuevos posibles abucheos.