El ejército paquistaní mata al clérigo radical que dirigía la resistencia en la Mezquita Roja
Más de medio centenar de personas mueren en el asalto de los militares al templo
El clérigo radical que dirigía la resistencia en la Mezquita Roja de Islamabad, Rasheed Ghazi, ha sido abatido por los soldados paquistaníes, según han informado fuentes del Ministerio del Interior. Esta madrugada los militares lanzaron el asalto contra el templo, donde un grupo de islamistas radicales mantenían a centenares de personas secuestradas desde hace siete días. En el transcurso de los combates han muerto al menos 58 personas. Desde el ministerio se apunta a que, una vez herido durante los combates de esta mañana, Ghazi se refugió en un búnker durante horas, donde ha sido encontrado por los soldados que finalmente lo han matado.
"Ha sido localizado en el subsuelo y se le ha pedido abandonar el lugar. Ha salido en compañía de cuatro o cinco militantes que han seguido disparando contra las fuerzas de seguridad", ha explicado un portavoz del Ministerio. "Las tropas han respondido y Rashid ha sido abatido en el transcurso del tiroteo", ha añadido. "Aún quedan lugares por limpiar. El cuerpo de Ghazi se encuentra dentro del recinto de la mezquita. El resto de militantes también han sido abatidos", ha indicado el portavoz del ministerio.
El complejo de la Mezquita Roja de Islamabad ha estado dirigido por Ghazi y su hermano, Aziz Rashid, desde los años noventa y tras heredar el cargo de su padre, Abdula, famoso por sus llamamientos a la yihad (guerra santa) y asesinado por una facción rival. Entre los principales postulados de estos clérigos estaba la imposición de un Estado islámico en Pakistán regulado por la sharia (ley islámica). El hermano del clérigo abatido hoy y colíder de la Mezquita, Aziz Rashid, fue detenido la semana pasada cuando intentaba escapar de la mezquita disfrazado con un burka.
Más de medio centenar de víctimas
Fuerzas del Ejército paquistaní asaltaron la mezquita a las cuatro de esta madrugada, hora local (tres horas menos en España). La operación se decidió después de que fracasaran los intentos de negociación y como mínimo ya se ha cobrado la vida de 58 personas (medio centenar de rebeldes y una decena de soldados) según han informado fuentes del Ejército pakistaní. El portavoz del ejército, General Waheed Arshad, ha precisado que los radicales "oponen una resistencia feroz" con la ayuda de armas automáticas, granadas y lanzacohetes.
Los medios paquistaníes temen que la cifra de bajas sea mucho mayor, pero el acceso al hospital donde son trasladadas a las víctimas ha sido prohibido a los periodistas por una directiva militar que también les prohíbe acercarse a la mezquita, por lo que las retransmisiones se hacen desde una distancia de al menos medio kilómetro. Las negociaciones entre el Gobierno paquistaní y los islamistas atrincherados en la Mezquita Roja de Islamabad fracasaron después de que los encerrados se negaran a liberar a las mujeres y a los niños que mantienen como rehenes dentro del edificio, indicaron fuentes oficiales. Continúan retenidos entre 300 y 400 estudiantes, entre ellos mujeres y niños. Ghazi había llegado a afirmar que contaba con 1.800 hombres armados dispuestos a morir como mártires antes que a dejarse capturar. "Su sangre desatará la revolución islámica", había asegurado el clérigo.
El presidente del país, Pervez Musharraf, se había mostrado reticente a lanzar el asalto hasta ayer. Temía un baño de sangre. El jefe de los negociadores, Chaudhry Shujaat Hussain, comunicó, sin embargo, la noticia del asalto a la mezquita después de 11 horas de negociación. Poco después de conocerse la noticia del fracaso comenzó un violento intercambio de disparos y se escucharon grandes explosiones. "Tras 11 horas de negociación estamos profundamente frustrados por el fracaso de las negociaciones", declaró Chaudhry Shujaat Hussain en una rueda de prensa que tuvo lugar no lejos de la Mezquita Roja.
Apuesta del presidente Musharraf
Esta operación militar ha sido interpretada por algunos analistas como una apuesta personal del presidente Musharraf, quien deberá afrontar la respuesta de los diferentes grupos de islamistas radicales que operan en el país. Los dos dirigentes de la Mezquita Roja tenían estrechos vínculos con Al Qaeda, habían apoyado los ataques contra Estados Unidos y habían convertido el recinto religioso en foco de constantes llamamientos al asesinato de Musharraf, según el Gobierno. En 2005, las fuerzas de seguridad ya intentaron infructuosamente registrar el centro, para investigar posibles vínculos con uno de los terroristas de los atentados de Londres del 7 de julio. En esa ocasión grupos de mujeres con bastones impidieron la entrada de la policía a la mezquita y al complejo del seminario.
La confusión rodea el actual levantamiento, que se considera como un nuevo desafío al Gobierno. En cualquier caso, las élites prooccidentales paquistaníes ven los hechos como una muestra de la debilidad de las autoridades. En todo caso, el Gobierno ha decidido durante los últimos días desplegar miles de soldados en el noroeste del país, donde los grupos de militantes protalibanes y contrarios a Musharraf han estado llevando a cabo una serie de ataques que podrían estar relacionados con el sitio a la Mezquita Roja.
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