El Gobierno de Brasil aprueba otra nuclear pese a la oposición de Medio Ambiente
La central Angra 3, cuyas obras fueron suspendidas hace 21 años, funcionará en 2013
El Gobierno de Brasil, que preside Luiz Inácio Lula da Silva, dio el lunes luz verde para retomar la construcción de la central nuclear Angra 3, suspendida desde hace 21 años. El Consejo Nacional de Política Energética, del que forman parte nueve ministros, aprobó la decisión, aunque con el voto en contra del Ministerio de Medio Ambiente. Su titular, Marina Silva, conocida como una decidida ecologista, cree que Brasil tiene otras posibilidades de crear fuentes energéticas sin el "riesgo de la energía nuclear". El proyecto debe ser ratificado por el presidente Lula.
La nueva central nuclear Angra 3, que se unirá a las otras dos Angra, en el Estado de Río de Janeiro, ya en funcionamiento, estará acabada en 2013.
El Gobierno de Brasil ya ha invertido 1.500 millones de reales (unos 770 millones de dólares) en Angra 3, pero su terminación puede exigir nuevas inversiones por 7.200 millones de reales (unos 3.692 millones de dólares), según los cálculos del Ministerio de Minas y Energía. Tendrá una potencia de 1.350 megavatios.
Según el ministro interino de Minas y Energía, Nelson Hubner, Brasil tiene reservas suficientes de uranio ?empleado para producir energía nuclear? para el funcionamiento de las tres centrales durante 500 años y puede dominar todo el ciclo del procesamiento sin necesidad de importar materia prima o tecnología.
Brasil es la sexta mayor reserva geológica mundial de uranio, con aproximadamente el 6% del existente. Desde 2006, Brasil produce uranio enriquecido a escala industrial, la etapa más importante del ciclo del combustible nuclear para el proceso de centrifugación.
La central de Angra 3 forma parte de un acuerdo nuclear firmado entre Brasil y Alemania en 1975. Comenzó a construirse en 1984. Poco después de iniciadas las excavaciones en el lugar, en 1986, la obra fue interrumpida. El coste de mantenimiento de las obras inconclusas ha sido hasta ahora de más de 20 millones de dólares al año.
A Silva le habría gustado una mayor movilización social y más debate antes de que el Ejecutivo tomase la decisión definitiva de retomar las obras de construcción de Angra 3, pero Lula prefirió zanjar la cuestión incluso contradiciendo a la ministra, amiga personal del presidente.
Los expertos, entretanto, han dado razones a favor y en contra de la medida. Quienes son partidarios de la construcción de la central alegan que hoy la energía nuclear es más segura que antes, que el país tiene la mayor reserva de uranio del mundo y que existe el riesgo probable de un apagón energético a corto plazo.
En el reverso de la moneda, los ecologistas aducen que la nueva central será una fuente de peligro medioambiental, que Brasil dispone de opciones más limpias para producir energía, ?la solar, la eólica y la hidráulica, entre otras? y que en poco tiempo el país puede aumentar la oferta energética en más de 60.000 megavatios si pone en marcha programas de eficiencia.
Por su parte, Lula ha manifestado en varias ocasiones su apoyo a que Brasil aumente su capacidad de generación de energía con plantas nucleares. "Es una energía limpia. No contamina, no emite gases contaminantes y, por lo tanto, no contribuye al efecto invernadero", afirmó el jefe de Estado recientemente al referirse a Angra 3.
Al mismo tiempo, ha criticado repetidamente la actitud de los ecologistas, a quienes acusa de impedir el desarrollo económico del país.
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