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Reportaje:EN VÍSPERAS DE LAS ELECCIONES EN BUENOS AIRES

La inseguridad, eje de campaña

El candidato de centroderecha, Mauricio Macri, utiliza los casos de violencia en la capital federal como arma arrojadiza contra sus rivales electorales

Mauricio Macri, multiempresario argentino, presidente del equipo de fútbol Boca Juniors, personaje asiduo en las revistas de vida social y además líder del centroderechista Propuesta Republicana (PRO) -en cuya representación acude a las elecciones en Buenos Aires del 3 de junio-, ha centrado en la inseguridad ciudadana su campaña al puesto de gobernador de la capital argentina. Un argumento que sabe tiene hondo calado entre el electorado porteño, a quien no convencen las optimistas estadísticas oficiales y sí la inquietante percepción callejera. Y de paso crea un profundo disgusto en el Gobierno federal de Néstor Kirchner, responsable de la policía encargada de proteger la capital del país.

El Gobierno argentino salta como un resorte cada vez que cualquier organismo habla de inseguridad en Buenos Aires, porque sabe que ahí se juega un gran puñado de votos. El miércoles, el embajador de EE UU fue llamado al Ministerio de Exteriores para escuchar una protesta por la negativa descripción hecha de Argentina en la página de advertencias a viajeros del Departamento de Estado. El mismo día, un escritor de cuentos infantiles recibía un tiro en la cabeza y otro hombre fue herido de bala en una pierna en una nueva modalidad de robo violento protagonizada por ladrones en moto denominados motochorros. Y esa noche Macri mostró en televisión fotos de áreas de Buenos Aires donde, según él, la policía federal no se atreve a entrar porque están dominadas por el narcotráfico.

Una de las propuestas de Macri es la creación de un banco de ADN -inexistente todavía en la ciudad- para ayudar en el esclarecimiento de asesinatos y violaciones. Se entiende que es un banco basado en las muestras que se van recogiendo y se almacenan, pero cuando su rival Jorge Telerman le acusa de atentar "contra los derechos humanos" al interpretar que se trata de una recogida sistemática del ADN de los porteños, el empresario responde con un "quien es inocente no tiene nada que temer", dando alas a quienes le acusan de no poder ocultar un inevitable tic autoritario.

Macri está a las puertas de la victoria y lo sabe. Saca un 32,3% de intención de voto y está 10 puntos por encima de sus rivales (Telerman y Daniel Filmus). Un porcentaje igual al que ya obtuvo en las legislativas de octubre de 2005, en las que el PRO venció en la capital federal. Pero en los debates se muestra rígido y envarado y es que no es la primera vez que acaricia el triunfo definitivo y éste se escapa. Ya sucedió en 2003; entonces perdió en segunda vuelta ante Aníbal Ibarra, popular gobernador de la ciudad hasta que su estrella política ardió una noche de diciembre de 2004 en la discoteca Cromañón, que con sus 194 muertos se convirtió en la peor catástrofe de Argentina en tiempos de paz.

Ibarra ya no está. Fue sustituido por el que era su segundo, Jorge Telerman, quien, siguiendo el patrón genético de la política argentina, tras prometer continuidad apenas tardó unos días en distanciarse completamente de quien fuera hasta entonces su jefe. Macri comparte con Telerman la propuesta de crear una policía propia para la capital argentina, aunque, a diferencia del actual gobernador, a él no le duelen prendas en decir que tendrá que ser financiada por el Gobierno federal y desliza sibilinamente la idea de que su rival no tiene mucho conocimiento del presupuesto. Una forma de recordar que él lleva los números en los genes.

Mauricio Macri, en los preparativos del debate celebrado el pasado miércoles.
Mauricio Macri, en los preparativos del debate celebrado el pasado miércoles.EFE

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