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El presunto asesino de Litvinenko niega su implicación y promete revelaciones "sensacionales"

Reino Unido acusa al ex espía de Andréi Lugovói del envenenamiento con polonio 210 y pide su extradición, que Rusia ya ha negado

Andréi Lugovói fue espía ruso hasta el derrumbe del imperio soviétivo. Dejó entonces el KGB y trabajó para el millonario Borís Berezovski antes de fundar su propia empresa de seguridad privada. A finales del año pasado se reunió en cuatro ocasiones con Alexander Litvinenko, que también fue en su momento espía ruso y pocos días después moriría envenenado. Medio año después, la Justicia británica ha ordenado el arresto de Lugovói por el asesinato de Litvinenko y ha pedido su extradición a Rusia. Moscú ya ha respondido que no lo entregará. Lugovói, por su parte, se ha clamado inocente y ha anunciado que hará unas revelaciones "sensacionales".

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Dice el ex espía ruso que es inocente, que la acusación de la Fiscalía británica es una mentira "con fines políticos". "No maté a Litvinenko, no tengo nada que ver con su muerte y puedo probar con hechos porqué no me creo las supuestas pruebas recopiladas por la Justicia británica", ha explicado. Y eso no es todo: Lugovói ha prometido hacer unas declaraciones públicas que "crearán sensación en la opinión pública británica y cambiarán la percepción que se tiene sobre ciertas personalidades de origen ruso en Reino Unido".

La Fiscalía británica va a pedir el arresto de Lugovói por el asesinato de Litvinenko, pues tiene pruebas suficientes de que fue un "envenenamiento deliberado", un "delito grave y extraordinario". El ex espía murió el 23 de noviembre de 2006 en el hospital University College de Londres tras haber sido envenenado con un elemento radioactivo conocido como polonio 210. Había enfermado el 1 de noviembre, tras reunirse con Lugovói y otro ruso, Dimitri Kovtun, en el hotel Millenium de Londres. En una carta conocida tras su muerte, Livinenko acusó al Gobierno ruso de estar detrás de su asesinato por haber acusado a los servicios secretos de causar una serie de explosiones en un edificio de Moscú en 1999 para abrir el paso a Vladímir Putin a la presidencia.

Lugovói, que tiene ahora 41 años, se graduó en 1987 en una escuela militar de élite rusa e ingresó directamente en los servicios secretos de ese país, en la sección del KGB dedicada a la seguridad de los altos cargos del Estado soviético. Entre 1991 y 1996 se encargó de proteger al presidente ruso; después trabajo para el canal de televisión ORT, controlado entonces por Berezovski (exiliado ahora en Londres y reclamado por la Justicia rusa), y terminó en la cárcel por organizar un intento de fuga de Nikolái Glushkov, directivo de la aerolínea rusa Aeroflot (en la que Berezovski tenía fuertes intereses económicos). Salió de prisión en 2002 y fundó su compañía de seguridad privada.

Entre mediados de octubre y el 1 de noviembre de 2006, día en el que Litvinenko fue hospitalizado, los dos ex espías se reunieron en al menos cuatro ocasiones. La policía británica ha encontrado rastros de polonio 210 en los aviones en los que Lugovói voló de Londres a Moscú y viceversa, y en las habitaciones en las que se hospedó en la capital británica. Fue interrogado como principal sospechoso del crimen, el pasado mes de diciembre en Moscú, por la policía y representantes judiciales británicos. Por entonces estaba hospitalizado para comprobar si había sufrido también envenenamiento radioactivo.

Su abogado ha dicho ahora: "No hemos recibido notificación, ni verbal ni escrita, de que a mi cliente le hayan presentado cargos en relación a ese caso". El Gobierno británica ha calificado de "graves" los hechos y ha expresado su deseo de que Rusia ofrezca su "plena cooperación" para esclarecer el caso. Pero la Fiscalía rusa ya ha dicho que no extraditará al ex espía porque su Constitución no lo permite.

El ex espía Andrei Lugovoi habla con la prensa en 2006.
El ex espía Andrei Lugovoi habla con la prensa en 2006.AP

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