La inmigración y la ampliación centran el debate de la última cumbre de la Europa de los Veinticinco

Los líderes de la UE han iniciado esta tarde una cumbre de dos días centrada en reforzar la política europea de inmigración y consolidar el proceso de ampliación, tras las dudas surgidas en la población con los últimos ingresos en la Unión. Se trata de la última reunión de 25 jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea, antes del ingreso el próximo enero de Rumania y Bulgaria.

Los líderes de los Veinticinco también tratarán sobre la forma de retomar el debate sobre el futuro de la Constitución europea, de cara a la próxima presidencia alemana de la UE, que debe presentar las primeras propuestas concretas. El proceso constituyente europeo quedó varado tras los rechazos en referéndum de Francia y Holanda.

"Queremos tener una buena discusión sobre los objetivos y el porqué de la ampliación. Esperamos llegar a un renovado consenso", ha dicho a su llegada el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso. Por la mañana, a la entrada de la reunión previa que celebran los líderes del PP europeo a las afueras de Bruselas, Barroso ha hecho referencia a las propuestas presentadas por el Ejecutivo comunitario para crear una política común y a la carta que envió a los jefes de Estado y de Gobierno para pedir "más solidaridad" frente a la llegada de irregulares a los países del sur, especialmente a España. "Espero que esta cumbre también marque un enfoque común para una política de inmigración", ha indicado el presidente de la Comisión.

Sobre la ampliación ha dicho que "necesitamos un consenso firme y que los líderes lleguen a un acuerdo sobre el sentido de la ampliación, por qué es importante para Europa y cómo deberíamos hacer para reforzar la capacidad de Europa para actuar".

También ha dicho que espera que la cumbre permita progresos y decisiones concretas en materia de I+D. A la cumbre del PPE asisten, entre otros, la cancillera alemana ngela Merkel, o el ministro del Interior francés y candidato a la presidencia, Nicolas Sarkozy, pero no el presidente del PP, Mariano Rajoy.