Bush manifiesta su "seria preocupación" por el suicidio de tres presos en Guantánamo
El responsable de la prisión considera los suicidios de estos prisioneros un "acto de guerra"
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, ha expresado su "seria preocupación" por el suicidio, ayer sábado, de tres presos en la prisión militar de Guantánamo, cuya clausura ha pedido Naciones Unidas. A través de su secretario de comunicación, Tony Snow, ha señalado que "quiere asegurarse de que la investigación se hace correctamente y desde todos los puntos de vista". Los presos, dos saudíes y un yemení, se ahorcaron en sus celdas con tiras hechas de sábanas y ropas.
Bush, que se encuentra pasando el fin de semana en Camp David, se enteró a las 7.45 de la mañana de ayer, hora local (las 15.45, hora peninsular española) de la muerte de los tres reclusos. El Departamento de Estado de EE UU se mantiene en contacto con los gobiernos de Arabia Saudí y Yemen. Snow ha señalado que después de conocer los hechos, el presidente ha expresado su preocupación por el incidente y ordenó que los cuerpos fuesen "tratados humanitariamente y con la mayor sensibilidad cultural" para mostrar el respeto por las tradiciones musulmanas. En un comunicado, el mando militar de la prisión de Guantánamo informaba ayer de que los tres fallecidos se habían suicidado en sus celdas ahorcándose con jirones de ropa y de sábanas, y que los intentos de reanimación habían resultado inútiles.
Se trata de las primeras muertes de reclusos registradas en esta prisión, un centro que ha acaparado las críticas de la comunidad internacional. Según el comunicado, los tres hombres recibieron asistencia médica inmediata una vez que se descubrió que habían atentado contra sus vidas, pero perecieron. El mes pasado hubo violentos choques entre algunos detenidos y sus custodios militares. El incidente comenzó cuando algunos prisioneros, según el Pentágono, fingieron un suicidio. Los suicidios "reflejan la desesperación por una necesidad humana básica, la necesidad por la justicia, la necesidad de que alguien escuche lo que ellos tienen que decir", ha opinado William Goodman, director del Centro para Derechos Constitucionales, un grupo de abogados con sede en Nueva York que ha representado a unos 200 de los cautivos en Guantánamo.
Primeras muertes
En febrero, una comisión de expertos de la ONU aseguró que los métodos de interrogatorio usados por EE UU en Guantánamo equivalían a torturas, y pidió la clausura inmediata de ese campo donde el Pentágono mantiene, desde 2001, a cientos de hombres capturados en decenas de países. El secretario general de la ONU, Kofi Annan, dijo que "a los prisioneros de Guantánamo no se les puede mantener allí a perpetuidad y necesitan que se les dé una oportunidad para que se expliquen". Aunque la administración Bush ha hecho desde ayer todos los gestos para mostrar respeto por los muertos -insistiendo en que sus restos sean tratados de acuerdo a las tradiciones musulmanas- los portavoces del Pentágono dieron una evaluación diferente de las muertes.
El jefe del Campo 1 en Guantánamo, el contraalmirante Harry Harris, ha dicho que "los prisioneros son listos y están muy comprometidos con su causa". "Esos individuos no tienen consideración por la vida, ni la nuestra ni la suya propia", ha afirmado. Para Harris, estos suicidios "no fueron un acto de desesperación sino, más bien un acto de guerra asimétrica contra nosotros". Desde que comenzaron a llegar los primeros cautivos a Guantánamo a fines de 2001, más de 700 hombres han sido llevados ahí. Actualmente quedan 462 prisioneros, y por lo menos 25 de ellos han hecho más de 40 intentos de suicidio.
El general John Craddock, jefe del Comando Sur Conjunto bajo cuya jurisdicción está la base naval en la bahía de Guantánamo, ha sostenido que los cautivos "son elementos resueltos, inteligentes y comprometidos y continúan haciendo todo lo que pueden para convertirse en mártires en su guerra santa (yihad)". "Es probable que los intentos de suicidio continúen si EE UU no da los pasos para que los detenidos tengan un juicio justo", ha dicho por su parte al diario The Los Angeles Times, Katherine Newell Bierman, una abogada de Human Rights Watch.
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