Berlusconi califica de "gilipollas" a quienes no le voten en las próximas elecciones
El primer ministro italiano ha pedido disculpas pero no por el insulto, sino por el lenguaje "basto, pero eficaz" utilizado en las declaraciones
El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, ha provocado una nueva polémica a cinco días de las elecciones legislativas, al calificar a los italianos que voten a la izquierda de coglioni, palabra italiana cuya traducción más aproximada al castellano es "gilipollas". Este comentario ha desencadenado una ola de protestas por parte de la oposición.
"Tengo mucha estima por la inteligencia de los italianos para pensar que haya por ahí tanto gilipollas que pueda votar en contra de sus intereses", ha dicho Berlusconi durante una intervención ante la confederación de comerciantes. Al momento, ha rectificado, pero no por el insulto sino por "el lenguaje basto, pero eficaz" que ha utilizado. Unas horas después, el primer ministro italiano ha justificado sus palabras, con el argumento de que estaba usando una "ironía" y, como ya ha hecho en otras ocasiones, ha aprovechado para acusar a la izquierda de manipular "como siempre" sus palabras. Berlusconi ha contado con el apoyo de Alexandra Mussolini -fundadora del partido neofascista-, quien ha añadido el adjetivo "cobarde" para los votantes de la izquierda en Francia.
Como era de esperar, este comentario ha tenido una inmediata respuesta por parte de la oposición, que le ha exigido una rectificación. "Berlusconi, pida disculpas a los italianos, definir de esta manera a los ciudadanos es vergonzoso e insultante. Espero que los aliados se alejen de las posiciones del presidente del Gobierno que insulta a sus ciudadanos. Es la primera vez que ocurre en un país democrático", ha afirmado Renzo Lusetti, miembro de La Marguerita, uno de los partidos de la oposición. La ex ministra Giovanna Melandri, miembro de Democráticos de Izquierdas, ha recordado que el centro izquierda "siempre ha tenido mucho más respeto por los italianos que votaron por Berlusconi en 2001", a los que ha definido como "ciudadanos que confiaron en un programa político y que acabaron engañados".
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