Un dictador sin castigo
La muerte de Milosevic impedirá a la justicia internacional culminar con éxito el primer proceso contra un ex jefe de Estado
Con la muerte de Slobodan Milosevic, el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY) no podrá culminar con éxito el primer juicio en la historia contra un antiguo jefe de Estado. El proceso, que enseguida se reveló largo y costoso, perseguía probar la responsabilidad del ex presidente de Serbia en delitos gravísimos contra los derechos humanos. Los cargos en su contra eran por genocidio y crímenes de guerra y contra la humanidad presuntamente cometidos en Croacia (1991-1995), Bosnia (1992-1995) y Kosovo (1998-1999).
Nacido en Pozarevac, república serbia de Montenegro (Yugoslavia) el 20 de agosto de 1941, Slodovan Milosevic era hijo de un pope ortodoxo que se suicidó, al igual que su madre y una tía materna. Estudió Derecho en la Facultad de Belgrado y desde 1969 a 1982 fue un alto funcionario del Partido Comunista. En octubre de 1987 accedió por primera vez a la presidencia de Serbia, la mayor de las seis repúblicas que por aquel entonces formaban la Federación yugoslava. Desde su nuevo y poderso cargo, se opuso a la independencia de Kosovo, región dependiente de Serbia que cuenta con mayoría de población albanesa y que aspiraba a convertirse en la séptima república yugoslava. Desde 1981, en que comenzaron los enfrentamientos y manifestaciones en esta región, Milosevic forzó la dimisión de varios dirigentes albaneses de Kosovo.
En abril de 1992 estalla la guerra en la antigua Yugoslavia y el 20 de octubre de 1993 Milosevic disuelve el Parlamento y convoca elecciones para el 19 de diciembre, que gana con mayoría. A principios de noviembre de 1995 comienzan en Dayton (Ohio) las negociaciones para la paz en Bosnia, que culminan el día 21 con el establecimiento de Bosnia como un estado unificado dentro de sus fronteras actuales, pero dividido en dos entidades: la federación croato-musulmana y la denominada república de Serbia de los serbobosnios.
El 15 de julio de 1997 Milosevic es nombrado presidente de Yugoslavia (Serbia y Montenegro) para los siguientes cuatro años por ambas cámaras del Parlamento federal, para lo que renuncia a la presidencia de Serbia. Tras ser amenazado con una intervención de la OTAN y después de entrevistarse con el mediador estadounidense Richard Holbrooke, Milosevic accede a firmar un acuerdo de pacificación en Kosovo, que se rubrica en octubre de 1998.
La paz no llega y Milosevic rechaza el despliegue de tropas aliadas en Kosovo. El 24 de marzo de 1999 la OTAN lanza varios ataques contra objetivos del Ejército yugoslavo, sus radares y centros de comunicaciones serbios dentro y fuera de esa provincia. Después de 78 días de combates, el 9 de junio, se firma un acuerdo de paz entre representantes del Ejército de Yugoslavia y de la OTAN en la base militar de Kumanovo, en Macedonia.
Acusación de genocidio
El 27 de mayo de 1999 es acusado por el Tribunal Internacional de la Haya de crímenes contra la humanidad en Kosovo y se convierte en el primer jefe de Estado en activo inculpado por un tribunal internacional, un hito en la justicia internacional. Milosevic y cuatro de sus colaboradores son inculpados de "responsabilidad criminal directa" en la deportación de 740.000 albano-kosovares y el asesinato de 340 personas.
Pese a sus problemas judiciales, el 17 de febrero de 2000 es reelegido presidente del Partido Socialista Serbio (SPS). En su discurso reclama la retirada de las misiones internacionales en Kosovo y llama a los yugoslavos a la unidad. El 24 de septiembre de 2000 se celebran elecciones presidenciales y la Comisión electoral proclama la victoria de Vojislav Kostunica sobre Milosevic por un estrecho margen de votos. Es el comienzo del fin del régimen despótico y corrupto encabezado por Milosevic. Ante la negativa de éste a reconcer su derrota, el Tribunal Constitucional de Serbia anula las elecciones y desencadena una rebelión sin precedentes en Serbia desde el final de la II Guerra Mundial, en 1945.
Insurección popular
Unos 300.000 ciudadanos salen a las calles de Belgrado el 5 de octubre del año 2000 para exigir la marcha del presidente serbio. Los manifestantes toman el Parlamento y la televisión pública de Belgrado ante la pasividad de la policía. Milosevic cede a las presiones del pueblo y reconoce la victoria de su contrincante, que es investido nuevo presidente serbio. Aún así, Milosevic permanece en la escena política serbia al frente del Partido Socialista Serbio.
El 31 de marzo de 2001 se desencadena una operación de asalto contra su residencia en la fecha en la que finalizaba el plazo dado por Estado Unidos a Yugoslavia para que se establecieran reformas democráticas e incluso la detención de Milosevic, si quería recibir ayuda económica. En la madrugada del 1 de abril el ex presidente es detenido y conducido al Penal Central de Belgrado. Durante varias horas es interrogado por el juez de instrucción, que le condena a 30 días de detención preventiva. Es acusado de abuso de poder, malversación de fondos y resistencia a la autoridad y e 2 de abril el propio Milosevic, como abogado, redacta el texto de réplica a la acusaciones.
Al día siguiente, el Tribunal de Belgrado rechaza el recurso del ex presidente, que, según el negociador de la entrega, Cedomir Jovanovic, había aceptado ser detenido tras recibir garantías de que no sería llevado al Tribunal Internacional de La Haya. El 11 de abril ingresa en el Hospital Militar de Belgrado debido a problemas cardíacos agudos y una subida de tensión arterial. El 29 de junio de ese año es transferido a la prisión de Schveningen, a las afueras de La Haya, tras la autorización del primer ministro serbio, Z. Djinjic, y en contra del presidente yugoslavo, Vojislav Kostunica.
Juicio "ilegal"
El 2 de julio comparece por primera vez ante el TPIY, sin abogados se niega a escuchar los cargos por los que estaba imputado y tilda de "ilegal" al tribunal. En noviembre, la fiscal jefe, Carla del Ponte logra que el TPIY acepte una nueva acusación contra Milosevic, la de genocidio por los presuntos crímenes de guerra ocurridos en Bosnia entre 1992 y 1995. El ex presidente yugoslavo tenía problemas de salud, padecía de hipertensión, de problemas cardíacos y agotamiento, que se acentuaron con el hecho de defenderse a sí mismo y rechazar ser representado por un abogado. Cuatro años después de que Milosevic ocupara el banquillo de los acusados en el TPIY, el proceso en su contra por genocidio, crímenes de guerra y contra la humanidad quedará inconcluso por su repentina muerte. La defensa, que él mismo ostentaba, debía estar lista para junio, cuando el caso quedaría visto para sentencia. Se preveía un solo fallo, que sería dictado en 2006, conectando los sumarios abiertos por los conflictos de Kosovo, y Croacia y Bosnia.
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