Colombia investiga las torturas a soldados durante unos ejercicios
Una revista desvela testimonios de brutales palizas y abusos sexuales
La publicación por una revista colombiana de las fotos y los testimonios de 21 soldados torturados durante un entrenamiento militar han escandalizado a todo el país. Los soldados, de origen humilde, fueron quemados, brutalmente golpeados y sometidos a abusos sexuales y a intentos de ahogamiento en un centro militar del departamento del Tolima, unos 100 kilómetros al oeste de Bogotá, el pasado 25 de enero. El presidente, Álvaro Uribe, ha afirmado que "deplora" el suceso.
Los hechos están siendo investigados por la justicia penal militar de Colombia. La denuncia del escándalo apareció en la revista Semana, que lo publicó como tema de portada en la edición que empezó a circular el domingo.
Los soldados aprendían, de manera práctica y mediante un juego de simulación, cómo escapar de la guerrilla y cómo actuar cuando ésta los hace rehenes. Los torturados fueron los que no lograron pasar la prueba y, siguiendo el juego, cayeron en poder del enemigo.
"Yo le gritaba que no me quemara y él se reía"; "me metieron la cabeza en un hueco con mierda"; "me chuzaba pinchaba] con un palo en el ano y me gritaba que me iban a violar"... Éstas son algunas de las frases de los soldados que reproduce la revista.
Oficiales castigados
Cuatro suboficiales han sido detenidos y el viernes fueron retirados de sus cargos cuatro oficiales, entre ellos el coronel Rubén Darío Hernández, comandante del batallón. El general Reynaldo Castellanos, comandante del Ejército, calificó como una estupidez la actuacion de los militares implicados y no dudó en calificar de "vergüenza" para la institución castrense lo ocurrido. El presidente del país, Álvaro Uribe, lamentó que se hubieran ocultado los hechos, que calificó de "muy graves", durante tantos días.
José Tarazona, uno de los suboficiales acusados de estas vejaciones aseguró en su defensa: "Yo hice lo que a mí me enseñaron". Tarazona borró con un tizón un tatuaje en la pierna izquierda de uno de los soldados, después de arrojarlo al suelo, darle patadas, vendarle los ojos y amarrarle las manos a la espalda. Todo, mientras escuchaba a todo volumen el Himno Nacional de Colombia.
Cuando las madres supieron lo sucedido con sus hijos protestaron ante el comandante del batallón —hoy sometido a investigación—, pero éste aseguró que todo era mentira. Después, según la revista Semana, el batallón se dividió: unos pedían una investigación; otros, como el coronel, insistían en que no sucedía nada anormal: "Todos nuestros generales han pasado por esto. Así nos formamos".
Ahora, la polémica está abierta. Para muchos, éste no es un caso aislado y piden que los hechos sean investigados por la justicia ordinaria. A su vez, los soldados agredidos piden ser retirados del Ejército porque, dicen, temen por sus vidas.
Reacción del Gobierno
Por su parte, Álvaro Uribe aseguró ayer que "deplora" que ocurran este tipo de sucesos "en un momento crucial de la historia de la seguridad en Colombia", así como el hecho de que se haya informado "tarde" a la opinión pública.
"Da dolor y es muy grave", asegura Uribe en un comunicado remitido por el Gobierno colombiano. "En un Estado de opinión, las cosas hay que comunicárselas oportunamente a la opinión", pese a que "los altos mandos comenzaron a tomar medidas desde el momento en que conocieron los hechos", matizó.
Uribe recordó el compromiso del Gobierno colombiano con la ciudadanía para comunicar los éxitos y los fracasos e instó: "Contemos con buena fe nuestros errores y viscisitudes". Así, señaló que, "cuando he cometido errores, he sido el primero en transmitirlos a la ciudadanía", porque no se trata de "esperar a que vengan los medios de comunicación con ganzúa para publicar qué fue lo que realmente ocurrió".
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