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La policía de EE UU abate a un adolescente que blandía una pistola de perdigones

El chico, que primero había amenazado de muerte a un compañero, murió tiroteado por un agente al que apuntó con su arma

Christopher Penley, un estudiante de 15 años de Florida (Estados Unidos), está clínicamente muerto tras haber sido tiroteado por la policía en su instituto. Chris había amenazado con una pistola; se pidió la intervención de las fuerzas de seguridad que, tras una persecución le abatieron en un baño. Fue entonces cuando repararon en que el arma sólo podía disparar perdigones.

Chris Penley iba al instituto Milwee, en las afueras de Orlando; cursaba octavo grado. El viernes a las 9.30 de la mañana estaba en un aula, junto con el resto de sus compañeros, listo para empezar un examen. Mientras empezaban, alguien se dio cuenta de que Chris llevaba más que libros en su mochila. "¡Lleva una pistola!", se escuchó. La profesora fue a avisar a los responsables del centro; Chris aprovechó para apagar las luces y mostrar el arma a los otros alumnos.

Los chicos empezaron a salir del aula tan rápido como podían salvo un chico y una chica. "Tu, te quedas", le dijo entonces al chaval. Ella abandonó de la clase. Chris se dirigió hacia Cotey y le pidió que se pusiera de cara a la pizarra. El muchacho no pudo soportar la presión rompió a pedir clemencia. "¡Por favor, no me mates! ¡Por favor, no me mates!", le gritaba. Chris le mandó entonces que se metiera en el armario.

Al dirigirse hacia el mueble, Chris agarró a Cotey y le obligó a darse la vuelta, momento que éste aprovechó para tratar de arrebatar la pistola de su captor. "Empezó a apuntarme con ella, así la agarré y la aparté; entonces la cogía de nuevo porque estaba apuntándome otra vez así que la agarré y la giré hacia él", ha narrado a una cadena local. Fue entonces cuando se dio cuenta de que el arma no era auténtica. "Al girarla, empezó a parecerme una pistola de juguete, como una de todo a cien.

"¡Voy a morir!"

Al ver que se resistía, Chris terminó por empujar a Cotey al armario y salió corriendo. Tras él salieron varias personas más. Mientras huía le escucharon decir "¡Voy a suicidarme o a morir de alguna manera!", cuenta el sheriff del condado, que asegura también haberle visto apuntándose al cuello y la cabeza. El chico terminó por encerrarse en unos baños y se negó a hablar con nadie ni a soltar la pistola.

Al final, cuando la policía ya estaba allí, Chris salió de su encierro con el arma de fogueo en la mano. Pero lejos de ceder en su actitud, apuntó a un agente. Éste no se achantó. Decidió pegarle un tiro. Chris cayó al suelo y su pistola, a los pies de los policías, se reveló definitivamente falsa. Era una pistola de perdigones que alguien había pintado de color negro para darle mayor realismo.

Donación de órganos

La familia de Chris Penely ya sólo espera el fatal desenlace. El disparo del agente no acabó con su vida pero le dejó herido de mucha gravedad. Los médicos le mantienen con vida de forma artificial con el objetivo de preparar la donación de todos sus órganos, como han dispuesto sus padres.

"El era un chico tranquilo, cortés. Era un adolescente normal", aseguran algunos vecinos. Otros, en cambio, han dicho tenía problemas emocionales y que sufría acoso en la escuela. Por ejemplo, Patrick Lafferty, otro chico de la misma edad, asegura que "en docenas de ocasiones dijo que quería suicidarse".

Otro alumno de la escuela, Jeffery Swofford, de 11 años, supo de antemano lo que iba a pasar. Supo que Chris había tenido una discusión a causa de una chica y se rumoeraba que se había retado a una pelea con otro chaval para esa noche. "Oí un rumor que tenía una pistola de perdigones, pero no creí que realmente la tenía". Después pudo hablar con él. Lo único que le dijo fue: "Espero morir hoy porque realmente no me gusta mi vida".

Alumnos del instituto Milwee evacuados durante la persecución al adolescente que amenazaba con una pistola de fogeo.
Alumnos del instituto Milwee evacuados durante la persecución al adolescente que amenazaba con una pistola de fogeo.ASSOCIATED PRESS

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