Una comisión del Parlamento ruso concluye que la matanza de Beslán pudo evitarse

El sangriento ataque terrorista contra la escuela número uno de Beslán (Osetia del Norte) en septiembre de 2004 pudo ser evitado, según las conclusiones del informe preliminar del Parlamento ruso presentado hoy en Moscú. Ayer, la Fiscalía exculpó a las fuerzas de seguridad de la matanza, perpetrada por un comando checheno y que se cobró más de 300 muertos, en su mayoría niños.

El presidente de la comisión investigadora creada por el Parlamento ruso, Alexandr Torshin, ha afirmado que si las fuerzas de seguridad hubiesen cumplido las instrucciones recibidas desde Moscú para redoblar la vigilancia en el día en el que comenzaba el año escolar el ataque terrorista checheno hubiera podido ser evitado. "Pero no fueron cumplidas", ha dicho Torshin al dar lectura al informe preliminar sobre la tragedia de Beslán.

Torshin ha destacado que si bien la comisión parlamentaria ha establecido que los servicios de seguridad no tenían antecedentes de que la escuela de Beslán sería atacada, el cumplimiento de las instrucciones dadas por el ministro del Interior de Rusia, Rashid Nurgalíev, hubiera permitido frustrar el ataque terrorista.

En contraste con estas conclusiones, la Fiscalía General de Rusia exculpó ayer a las fuerzas de seguridad de la matanza. "La comisión de expertos no encontró ningún error en la actuación del gabinete de crisis de las fuerzas de seguridad que tuviera relación con los trágicos acontecimientos del 1 al 3 de septiembre de 2004 en Beslán", señaló Nikolái Shepel, fiscal general adjunto de Rusia, citado por la agencia Interfax.

Los familiares de las víctimas culpan al mando operativo y a las unidades presentes en el terreno del Ministerio del Interior, del Servicio Federal de Seguridad (FSB, antigua KGB) y del Ministerio de Situaciones de Emergencia de desencadenar las explosiones y el incendio que causaron la muerte de la mayoría de los rehenes. El secuestro de más de 1.200 personas en la escuela de Beslán, que se prolongó por espacio de 52 horas, concluyó con la muerte de 331 personas, entre ellas 186 niños, y doce efectivos de las fuerzas de seguridad.

El asalto a la escuela se produjo después de que en el interior del gimnasio, donde los terroristas habían encerrado a los rehenes, estallase una de las bombas que había instalado el grupo de chechenos separatistas. Hasta el día de hoy no está claro qué fue lo que produjo esa explosión, si las acciones de los que querían liberar a los escolares o las de los terroristas. La organización Madres de Beslán, la más crítica con la actuación de las autoridades rusas, mantiene que muchos niños murieron carbonizados o víctimas del fuego cruzado entre los secuestradores y las fuerzas de seguridad.

Indignación de los familiares de las víctimas

Las conclusiones de la Fiscalía difieren de las anunciadas hace dos semanas por la comisión de la Asamblea de Osetia del Norte, que criticaba la actuación de las fuerzas de seguridad rusas. Este informe hacía hincapié en que el comando terrorista que perpetró la matanza cruzó la frontera entre Chechenia y Osetia del Norte sin que las fuerzas de seguridad rusas hicieran nada para impedirlo.

Las circunstancias que rodearon la operación de rescate aún no han sido esclarecidas tras casi medio año de investigación, lo que ha provocado la indignación tanto de las autoridades locales como de los familiares de las víctimas. Durante la confusa operación fueron aniquilados 31 de los 32 terroristas y resultaron heridos 728 rehenes y otras 55 personas entre policías, agentes del FSB y funcionarios de otros organismos de seguridad.

El Tribunal Supremo de Osetia del Norte juzga desde el 17 de mayo pasado a Nurpashí Kuláyev, el único superviviente del comando terrorista que asaltó la escuela. Kuláyev, de 24 años y oriundo de Chechenia, es acusado de ocho cargos, entre ellos terrorismo, secuestro y asesinato, pero mantiene su inocencia.