'Conexión México' abre ventanas en los hogares de emigrantes

Las elecciones generales que se celebrarán en México en julio de 2006 contarán con una novedad: el voto, por primera vez, de los ciudadanos residentes en el extranjero. Sin embargo, esta innovación electoral puede quedar empañada debido a una inexplicable norma electoral que impide a los candidatos hacer campaña directa —es decir, en los países donde reside la emigración— ante sus potenciales electores y el fracaso en la convocatoria de participación.

Con todo, en este sombrío escenario hay una buena señal: Conexión México, un modesto programa de la televisión pública que se ha "metido hasta la cocina" de los hogares de los migrantes que viven en suelo estadounidense y de las familias que permanecen en ranchos y pueblos mexicanos.

Hace menos de dos años, cuando el voto para los migrantes todavía no estaba autorizado, Javier Aranda, director del programa, recibió luz verde de los mandos del Canal 22, una emisora cultural del Estado, para sacar adelante el programa. Y todo a pesar de que no tenía nada propio con que debutar, excepto sus ideas y el compromiso de la presentadora, Gretel Luengas.

Sin un presupuesto asignado y con prácticamente todo el material y el personal prestados, arrancó un programa que potencialmente puede llegar a 1,5 millones de suscriptores de una cadena por cable de Estados Unidos. La línea de acción de Conexión México es simple: descubre a los emigrantes sus campos de acción social, económica, política e incluso emocional en ambos lados de la frontera, por lo que puede ser la ventana ideal por la que se asomen para ver a los candidatos presidenciales.

El Instituto Federal Electoral (IFE) mexicano promete intensificar su trabajo para impulsar el voto en el exterior, sobre todo en EE UU, donde reside el 98% de los mexicanos en el extranjero. Todo un desafío, ya que la ley impide a los candidatos presidenciales hacer campaña fuera de México o pagar propaganda en medios de comunicación de otros países.

Existe una fecha límite, el 15 de enero de 2006, para que los migrantes se registren para votar en los comicios de julio de 2006, pero muchos desconocen las reglas y creen que sólo con sus credenciales de elector podrán ejercer el voto, cuando, en realidad, deben registrarse e inscribir sus domicilios, algo que muchos consideran peligroso porque son ilegales. El IFE ya ha enviado al extranjero más de 2,1 millones de formularios para el registro de los potenciales votantes que cuentan con credencial de elector.

2.100 registrados

El voto migrante constituye una apetitosa tajada del pastel electoral, pero lo cierto es que hasta mediados de noviembre apenas se habían registrado poco más de 2.100 personas, lo que partidos como el de la Revolución Democrática (PRD, de izquierda) consideran un fracaso del IFE. Antes de que se aprobara la ley que permite el voto de mexicanos en el extranjero había quienes, incluso en el IFE, repetían la frase de que los migrantes "ya votaron y lo hicieron con los pies".

Las dos grandes cadenas de televisión no han abierto espacios para que los políticos lleguen a las casas de los emigrados, ya que sus noticiarios no contienen información especial para ellos; la radio sólo concede máxima importancia al fútbol y a los éxitos musicales, y los portales de Internet dedican casi todos sus espacios a la farándula y los deportes. Algunos partidos, como el Revolucionario Institucional (ex gobernante PRI) y el PRD, cuentan con grupos de simpatizantes en EE UU, pero no tienen fuerza suficiente para captar el voto de manera masiva.

Gretel Luengas y Javier Aranda están de acuerdo en que, al no poder presentarse "en vivo y en directo", ante las comunidades mexicanas en el exterior, los candidatos tienen que echar mano de otras formas de hacer campaña. Coinciden en que muchos de los votos de los mexicanos que viven en Estados Unidos se decidirán por la opinión que tengan sus familiares en México de los aspirantes y de la forma en que han gobernado los partidos, entre ellos el conservador Acción Nacional (PAN), en el poder.

Conexión México puede convertirse en la llave para abrir la puerta de entrada a la promoción del voto y las simpatías políticas. Ha establecido contactos con comunidades de los Estados de Zacatecas, Michoacán, Jalisco, Chiapas, Oaxaca, México y muchos otros puntos. Y ha llevado su voz e imagen a comunidades establecidas en EE UU: Los Ángeles y otros puntos de California, ciudades de Tejas y Colorado y otras localidades que se han convertido en centro de acción de los mexicanos, como Chicago y Nueva York.

Contacto con los electores

Aranda afirma que Conexión México centrará gran parte de sus contenidos en el voto en el extranjero, pero no sólo como una cuestión electoral o política. Pretende facilitar que los candidatos entren en contacto virtual con sus potenciales electores en absoluta igualdad de condiciones. El programa, agrega, dará al auditorio información sobre el personaje político, su programa de Gobierno y sus compromisos reales con la sociedad. Gretel Luengas insiste en que el programa es de los mexicanos que viven en Estados Unidos y en los pueblos mexicanos, por lo cual sus contenidos siempre se adaptarán a lo que ellos quieren ver y saber, incluso en el campo político y electoral.

La presentadora afirma: "Conexión México es una revista social, una propuesta fresca. Es un programa informativo que siempre trata los aspectos sociales; su contenido es tan rico como la variedad de migrantes, abierto a cuestiones tanto de fe en la Virgen de Guadalupe —la patrona de México— como de la música que escuchan, lo mismo la salsa caribeña que los corridos de los Tigres del Norte y los temas de la Banda de El Recodo".

Javier Aranda considera que, hasta la aparición de Conexión México, hace un año y ocho meses, la información sobre migración tenía que ver más con el amarillismo o los sucesos trágicos que con la vida de los millones de mexicanos que viven en EE UU y que, en la mayoría de los casos, no han perdido sus raíces porque planean volver a sus lugares de origen algún día. Luengas sostiene que son mexicanos que "no han quemado sus naves". Sus envíos de dinero desde Estados Unidos rebasan cada año los 16.000 millones de dólares y creen que, si forman parte de los pilares económicos del país y sobre todo de sus comunidades, también tienen derecho a votar.