La policía boliviana captura a una guerrillera del MRTA prófuga
La peruana Aída Ochoa desapareció hace cuatro años, durante una libertad condicional
La peruana Aída Ochoa, miembro del guerrillero Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA), fue detenida el martes en La Paz por agentes de la policía boliviana cuando transportaba en un taxi granadas de guerra, explosivos, uniformes de campaña y panfletos, de acuerdo a la versión oficial.
Ochoa había desaparecido durante un periodo de libertad condicional, lograda al cumplir más de la mitad de los ocho años de cárcel a que fue condenada por los delitos de asociación delictiva y falsedad ideológica en el caso del secuestro y extorsión al empresario Samuel Doria Medina, actual candidato a la presidencia de la República por su partido, Unidad Nacional.
Tras su detención, Ochoa —que estaba acompañada por dos de sus hijas— fue trasladada al Centro de Investigaciones Especiales de la Policía (CEIP) para prestar declaración ante la fiscalía.
Ochoa estuvo vinculada al secuestro del empresario, en 1995, y tras su captura junto a los guerrilleros también peruanos Óscar Martín Serna Ponce y Juan Carlos Caballero estuvo cumpliendo condena en una cárcel de mujeres de La Paz. En 2001, un juez cautelar dispuso medidas sustitutivas de la pena de cárcel con garantías reales y pecuniarias.
Sin embargo, poco tiempo después desapareció y no se tuvo noticias de ella hasta el pasado martes, cuando fue encontrada con material explosivo y panfletos del MRTA.
Los dos peruanos, condenados a 12 años y recluidos desde enero de 1996 en el penal de máxima seguridad en Chonchocoro, en el páramo altiplánico, accedieron a similares medidas judiciales y finalmente desaparecieron.
La guerrilla y Bolivia
El MRTA solía utilizar el territorio boliviano para, mediante atracos, robos y secuestros, reunir dinero destinado a sus acciones políticas en Perú, según concluyeron las diligencias policiales al término de los 45 días de secuestro del industrial boliviano.
La detención de Ochoa se ha convertido en un factor más de preocupación en momentos en que la tensión política regresa a Bolivia debido a los desacuerdos parlamentarios sobre la distribución de escaños y la incertidumbre sobre la realización de las elecciones generales del 4 de diciembre, casi al borde de la suspensión por razones técnicas ante la imposibilidad de cumplir el calendario electoral.
Por si fuera poco, además de la advertencia del presidente, Eduardo Rodríguez, de abandonar su mandato si no se celebran los comicios en diciembre, la ciudadanía ha vuelto a bloquear calles y carreteras ante la escasez de gas para el consumo doméstico.
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