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Las dos rehenes italianas fueron liberadas a cambio de ayuda médica a insurgentes iraquíes

El Gobierno italiano rehúsa a desmentir las afirmaciones de un responsable de la Cruz Roja al diario 'La Stampa'

Simona Pari y Simona Torretta fueron secuestradas el pasado 7 de septiembre en la sede en Bagdad de la ONG italiana Puente a Bagdad, con la colaboraban, por un grupo de entre 10 y 15 hombres de comportamiento paramilitar. Las dos mujeres italianas fueron liberadas 21 días después; entonces se rumoreó que Roma había pagado un millón de dólares a sus captores. El comisario extraordinario de la Cruz Roja de Italia, Maurizio Scelli, ya implicado en los secuestros de los cuatro guardaespaldas y del periodista Enzo Baldoni, y elegido para recibir a las dos rehenes de manos de sus captores en Irak, explica ahora que el rescate pagado por la liberación fue que la organización internacional realizara intervenciones quirúrgicas a "cuatro presuntos terroristas iraquíes".

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Scelli, que está a punto de abandonar su cargo, ha revelado al diario italiano La Stampa que los mediadores les pidieron que salvaran la vida a cuatro activistas buscados por Estados Unidos y heridos en combates contra las tropas de este país; todo ello, por supuesto, sin que Washington estuviera al tanto. "No informar a los norteamericanos sobre nuestros pasos en la lucha por liberar a los rehenes era una condición innegociable para garantizar nuestra seguridad y la de los cautivos", ha señalado Scelli.

Según su relato, la Cruz Roja italiana escondió a los presuntos terroristas, que fueron operados por doctores de la organización; además, también asistieron a cuatro de sus hijos, enfermos de leucemia.

El Gobierno italiano se ha lavado las manos en este asunto, aunque sin negarlo, como sí hizo cuando se dijo que habían pagado un rescate millonario. "El Ejecutivo de la República no han condicionado ni influido nunca en las operaciones [de la Cruz Roja], que se llevan a cabo con total autonomía", ha afirmado mediante un comunicado oficial. Sin embargo, según Scelli esta operación en concreto contó con la aprobación de Gianni Letta, la mano derecha del primer ministro, Silvio Berlusconi.

Las dos jóvenes italianas, a su llegada a Roma, seguidas del primer ministro, Silvio Berlusconi.
Las dos jóvenes italianas, a su llegada a Roma, seguidas del primer ministro, Silvio Berlusconi.EFE

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