El Unabomber italiano siembra el pánico al hacer estallar un artefacto en una iglesia

Un artefacto explosivo colocado en una iglesia de Motta di Livenza, una localidad de unos 80.000 habiantes del norte del país, ha causado dos heridos. Aunque la policía no ha ofrecido ninguna hipótesis sobre la autoría, los medios apuntan a un hombre que ya ha colocado otras bombas en la región.

Los diarios La Repubblica y Corriere della Sera en sus ediciones digitales apuntan a que la mano responsable del ataque es la misma que está detrás de las explosiones que atemorizan a esa región del país desde hace una década y que los medios han apodado Unabomber, como el hombre que sembraba las administraciones públicos de EE UU en los años 90.

Las primeras informaciones apuntan a que el explosivo estaba oculto en un candelabro eléctrico del templo. Al término de la misa, una niña de 6 años fue a encender una vela. Tras dos intentos infructuosos, una nujer es prestó a ayudarla y en ese momento se activó el detonador. La pequeña ha resultado herida grave en una mano y en un ojo; ha sido trasladada al hospital en helicóptero. La mujer ha sufrido heridas más leves y una tercera persona ha requerido atención médica, posiblemente por una crisis de ansiedad.

Su última aparición se produjo el pasado enero, cuando hizo estallar en una calle de Treviso una cestilla con huevos de chocolate al paso de un grupo de escolares. A diferencia del Unabomber estadounidense, que acompañaba sus bombas de cartas amenzadoras, el italiano las esconde en el mobiliario urbano o las disfraza de productos que se venden en cualquier supermercado.

Recientemente se aseguró que la policía está a punto de descubrirlo, ya que el círculo de sospechosos ha quedado reducido a seis. Entre estos se encuentran dos hermanos, uno ingeniero aeronáutico y el otro un empleado bancario, aficionados ambos a las armas y a los ingenios electrónicos. En el registro de sus domicilios se ha encontrado material para fabricar explosivos, pero no pruebas que les incriminen claramente.