El Parlamento británico aprueba la nueva ley antiterrorista de Blair

El Parlamento británico ha aprobado esta tarde la legislación antiterrorista diseñada por el Gobierno de Tony Blair tras un tira y afloja de varios días entre el Ejecutivo y la Cámara de los Lores, que devolvió a la Cámara de los Comunes el proyecto para que se reescribiera. La nueva ley debe sustituir a las medidas adoptadas tras el 11-S y que la máxima instancia judicial británica —integrada por miembros de la Cámara de los Lores— tumbaron al considerar que violaban el Convenio Europeo de Derechos Humanos.

La nueva ley antiterrorista permite el arresto domiciliario sin cargos de sospechosos terroristas y una serie de "medidas de control", como el toque de queda, la vigilancia con medios electrónicos o la prohibición de usar Internet. En el antiguo borrador, dejaba además en manos de Interior atribuciones que hasta ahora correspondían a los jueces. El Gobierno ha limado el texto para implicar al poder judicial en el control a los sospechosos, pero no ha cedido a la exigencia de los liberales demócratas de que no baste "una sospecha razonable" para emitir una "orden de control".

El líder de la oposición conservadora, Michael Howard, ha aceptado esta tarde de hoy la última oferta de Blair para superar el punto muerto en el que había caído el rifirrafe parlamentario, con un ojo puesto en el reloj a sabiendas de que en la medianoche del domingo expiraría la legislación antiterrorista en vigor. Por su parte, el Ejecutivo ha cedido en algunos puntos que conservadores y liberales demócratas, en la oposición, e incluso algunos laboristas consideraban contrarios al Estado de derecho. La piedra de toque del acuerdo pasa por la caducidad de la ley; los conservadores exigían que expirase en un año, y Blair ha concedido anunciando que la próxima primavera será sustituida por otra.

Precisamente hoy el Ministerio de Interior británico ha comunicado la puesta en libertad condicional de ocho sospechosos detenidos sin cargos en virtud de la pasada ley antiterrorista. Entre los liberados se encuentra Abu Qutada, el hombre de Osama Bin Laden en Europa, que llevaba tres años detenido sin cargos.

Las autoridades españolas consideran a Qutada líder espiritual y patrocinador no sólo de Al Qaeda, sino también del Grupo Islámico Armado, del Grupo Combatiente Tunecino, del Grupo Salafista para la Predicación y el Combate y otros grupos terroristas. Además, los investigadores resaltan su estrecha relación con cuatro figuras clave de los atentados del 11-M. Abu Dahdah, supuesto dirigente de la célula española de Al Qaeda, visitó a Qutada en Londres al menos en diecisiete ocasiones entre 1995 y 2000. Por todo esto, las autoridades españolas, que intentaron interrogarle en Belmarsh, posiblemente soliciten ahora su extradición, según ha informado el diario The Times.

El palestino Omar Mammud Othman, Abu Qutada, era redactor jefe de la publicación Al Ansar, órgano de expresión del Grupo Islámico Armado (GIA). Está considerado como líder espiritual de Al Qaeda y de otros grupos salafistas. Los expertos en terrorismo ilsamista califican a Qutada como el hombre de Bin Laden en Europa. Qutada, de 44 años, que llegó con papeles falsos en 1993 al Reino Unido, donde solicitó asilo político, había sido condenado en rebeldía a cadena perpetua en Jordania por una serie de atentados con bomba cometidos en ese país. Sus sermones incendiarios han servido supuestamente de inspiración a varios terroristas, incluidos algunos de los involucrados en los atentados del 11 de septiembre.

Tanto Qutada como el resto de los sospechosos puestos hoy en libertad quedarán sometidos a severas restricciones de movimientos, como un toque de queda que puede durar desde las cinco de la tarde hasta las siete de la mañana. Durante esas horas no podrán dejar el domicilio a menos que reciban autorización del ministerio del Interior. Asimismo tendrán que llamar a la compañía privada de seguridad encargada de vigilar electrónicamente sus movimientos cada vez que salgan de casa durante el resto del día. También se les prohibirá todo contacto con personas no autorizadas, y el sospechoso tendrá que dar los nombres, fechas de nacimiento y otros datos, incluida una fotografía de las personas con las que vaya a encontrarse. Asimismo necesitarán un permiso especial para asistir a reuniones de varias personas con la excepción de los servicios religiosos en la mezquita más próxima, donde en ningún caso podrán predicar.