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Hamid Karzai encabeza el recuento de las elecciones en Afganistán con mayoría absoluta

El presidente saliente cuenta con el 59,8% de los sufragios contados hasta el momento

El presidente saliente, Hamid Karzai, encabeza el recuento de las elecciones celebradas el pasado 9 de octubre en Afganistán. Según los resultados parciales hechos públicos hoy por la comisión electoral, Karzai suma el 59,8% de los votos con más de la mitad de los sufragios —en concreto, el 51%— escrutados. El siguiente candidato, Yunus Qanuni, suma el 17,2%, lo que parece indicar que no será necesario realizar una segunda vuelta.

Karzai, de 46 años, fue el elegido por la coalición internacional liderada por Estados Unidos para dirigir el Gobierno de transición que tomó el mando del país tras el derrocamiento del poder del régimen talibán mediante una intervención militar, a finales de 2001. Estados Unidos lanzó una ofensiva contra los talibanes al considerarles cómplices de Osama Bin Laden, cabecilla de la red terrorista Al Qaeda y presunto máximo responsable de los atentados del 11 de septiembre en Washington y Nueva York.

Karzai se enfrentaba en estos comicios a otros 16 oponentes. Catorce de ellos amenazaron con boicotear las elecciones por un problema —tenía que ser indeleble pero se borraba— con la tinta que debía evitar que los ciudadanos votaran dos veces. El líder de esa rebelión, que al final se diluyó en acuerdo, era precisamente Qanuni. El resultado final de los comicios se anunciará previsiblemente a finales de mes.

El ex presidente confiaba antes de los comicios en lograr una mayoría del 65% de los votos en la primera vuelta, para contar así con capacidad de maniobra frente a los señores de la guerra y los narcotraficantes. Y es que a pesar de contar con el apoyo de la comunidad internacional y, lo que es más importante casi, de los soldados de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF), a la hora de la verdad, si es elegido presidente, se encontrará sólo ante el peligro en la tarea de plantar cara a esos poderosos comandantes y a las redes de tráfico de opio que amenazan con consumir el país.

De jefe de tribu a presidente

Por Ángeles Espinosa. Karzai, que ahora tiene 46 años, huyó al exilio con su familia en 1979, cuando los tanques soviéticos entraron en Afganistán. Desde Pakistán, colaboró en financiar y armar a los grupos de resistentes de la región de Kandahar, de la que es originario. De hecho, tras la retirada soviética, llegó a ser viceministro de Asuntos Exteriores en el Gobierno de Burhanudín Rabbani, pero lo abandonó en cuanto vio que las luchas faccionales comenzaban a destruir el país.

Volvió a refugiarse en Quetta (Pakistán), desde donde inicialmente apoyó al movimiento talibán, con la esperanza de que pusiera fin al caos. En pocos meses se distanció de ellos y, en 1997, ya estaba trabajando para desalojarles del poder. Miembro, como la mayoría de los talibanes, de la etnia pastún, mayoritaria en Afganistán, esa actividad le legitimó cuando se produjo su expulsión del poder por los bombardeos estadounidenses.

Desde el asesinato de su padre en 1999, al parecer por agentes del régimen talibán, Karzai es el jefe de la tribu popalzai. De familia monárquica y con tradición de trabajar en la Administración, el que será primer presidente democrático de Afganistán ha estado toda su vida volcado en la política. Hasta el punto de que se casó muy tarde para las costumbres locales, pasados los cuarenta.

Para lo que seguramente no le prepararon sus estudios de Ciencias Políticas en India es para convertirse en uno de los jefes de Estado más protegidos del mundo. Rodeado de Rambos de DynCorp, la empresa de seguridad privada estadounidense que le custodia, se ha convertido en un rehén de sí mismo. "Me sigue gustando pasear y reunirme con la gente, pero ahora resulta tan complicado que he renunciado a hacerlo", ha confesado a los afganos. Dos intentos de asesinato en septiembre de 2002 en Kandahar y, hace un mes, en Gardez justifican tantas precauciones.

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