Nápoles prohíbe la venta de cuchillos en las tiendas para combatir la violencia callejera

"También un adoquín puede matar". Quien se ha esforzado por recalcar que hay un millón de formas de matar a un ser humano ha sido Maurizio Maddaloni, que a la sazón es el presidente de la Asociación de Comerciantes de Nápoles. Trata así de convencer al prefecto —delegado del Gobierno— de la ciudad italiana, Renato Profilí, de que el culpable de un crimen no es el arma sino el asesino, por ver si logra así que retire su última orden: prohibir la venta de cuchillos para combatir la escalada de violencia que azota la localidad.

Profili tomó esta "medida excepcional", que entra en vigor hoy y se extenderá hasta final de año, tras el reciente asesinato de dos adolescentes, Fabio Nunneri, de 18 años, y de Francesco Estatico, de 20. La prohibición afecta a todo tipo de "objetos punzantes y afilados que puedan ser utilizados para agredir a una persona", entre los que se cuentan, claro, los cuchillos de cocina.

La orden de Profili, bautizada como "Cuchillos Prohibidos", impedirá comprar este tipo de utensilios domésticos en 60 kilómetros a la redonda. "Ya era hora" de que se tomará una decisión así, dijo al conocer la medida la alcaldesa de la ciudad, Rosa Russo Iervolino, que se apresuró a aprobarla. Russo Iervolino había protestado hace poco ante la venta por fascículos en los quiscos de un coleccionable de... cuchillos. Los comerciantes, por su parte, consideran el plan "demasiado radical", y apuntan, como Maddaloni, que hay tantas formas de matar a un hombre...