El Gobierno iraquí ofrece a Al Sáder concurrir a las elecciones para enfriar la revuelta
El Gobierno interino ofrece una amnistía parcial y cierra las oficinas de Al Yazira
Mientras la ciudad santa de Nayaf, a unos 100 kilómetros al sur de Bagdad, sigue siendo escenario de violentos combates entre soldados estadounidenses y las milicias del clérigo radical Múqtada Al Sáder, el Gobierno interino de Irak trata de enfriar la revuelta. Así, el primer ministro iraquí, Iyad Alaui, ha invitado a Al Sáder a participar en las elecciones del año que viene y ha decretado una amnistía para aquellos de sus seguidores que no hayan cometido crímenes de sangre.
Nayaf, una de las ciudades santas de los chiíes y feudo de Al Sáder, lleva tres días convertida en un campo de batalla que enfrenta a los partidarios del joven clérigo radical, el Ejército del Mahdi, con la fuerza de ocupación estadounidense. Los combates han puesto fin a una tregua decretada en junio y han supuesto la escalada de violencia más importante desde entonces. EE UU ha tenido que recurrir a la fuerza aérea para acabar con el alzamiento, que se ha extendido a otras ciudades, como Bagdad, Basora y Nasiriya. Según sus cifras, 300 milicianos han muerto en estos tres días.
Hoy, se sigue combatiendo en las calles de Nayaf y dos marines estadounidenses han muerto, según el mando americano. Por el momento, no se conocen las bajas en el otro bando. Los combates han obligado a cientos de habitantes a abandonar sus casas, especialmente en el centro de la ciudad, escenario de los enfrentamientos más violentos.
En un intento de acabar con la situación, y aunque ha evitado comentar las cifras de bajas ofrecidas por EE UU, el primer ministro interino iraquí ha ofrecido una amnistía parcial a los seguidores de Al Sáder y a éste un lugar en las elecciones de que el próximo enero saldrá un Gobierno definitivo para el país. "Invito a Múqtada Al Sáder a participar en las elecciones del año que viene y, si el pueblo iraquí decide elegirle como jefe, esa será la decisión del pueblo iraquí", ha dicho Alaui en una conferencia de prensa en Bagdad. "El proceso político está abierto a todos aquellos que respeten el estado de derecho", ha dicho antes de asegurar, sin más detalle, que había recibido "señales positivas" de Al Sáder.
Tras este gesto hacia Al Sáder, Alaui ha anunciado que se ha abierto un plazo de un mes para que los cómplices de los insurgentes y de los terroristas para que faciliten a las autoridades la información de que dispongan y se arrepientan en los términos de una ley de amnistía que ha sido promulgada hoy. "Hemos promulgado una amnistía para aquellos que hayan cometido crímenes menores y no hayan sido por el momento interrogados o acusados oficialmente", ha dicho el primer ministro. Más en concreto, ha explicado que la amnistía va dirigida a aquellos "que estén implicados en la tenencia de armas o que tengan información o hayan participado con grupos terroristas". Según sus palabras, esta ley, que debía haber entrado en vigor hace un mes, "permitirá a los ciudadanos reintegrarse en la vida civil en lugar de perder la vida por una causa perdida". La ley excluye a "la gente que ha cometido crímenes, quienes han matado. Esa gente será llevada ante las justicia", ha anunciado el jefe del Ejecutivo.
En nombre de Al Sáder
Con la mano tendida a Al Sáder, el Gobierno culpa en parte de la revuelta a elementos extranjeros en el país y a los medios que les incitan. Así, ha anunciado que cerrará las oficinas de la cadena por satélite qatarí Al Yazira durante un mes. "Los enfrentamientos que se han producido en Nayaf en las últimas 48 horas implican a individuos apoyados por ciertos medios que buscan obstaculizar nuestro progreso y perjudicar el buen funcionamiento del Gobierno", ha dicho Alaui. Entiende que son criminales comunes que utilizan el nombre de Al Sáder para dar cobertura a sus desmanes. "He recibido mensajes positivos de al Sáder, por eso no creo que la gente que comete crímenes en Nayaf sean sus hombres". No obstante, ha asegurado que las fuerzas iraquíes han detenido a 1.200 chiíes en Nayaf, muchos de ellos ex prisioneros de la cárcel de Abu Gharib, en Bagdad, liberados por Sadam Husein en las horas previas a la caída de su dictadura.
El Gobierno, en todo caso, también ha lanzado una crítica contra los métodos estadounidenses para sofocar la revuelta. El vicepresidente iraquí, Ibrahim Al Jafari, ha criticado al ejército estadounidense diciendo que el bombardeo no es "un método civilizado" de reconstruir el país, que en cambio, se debe basar "en la protección de la población y en la promoción del diálogo, no en el poder de las balas".
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