Argelia celebra elecciones libres y sin la presión del Ejército

Las elecciones presidenciales argelinas se desarrollan en un ambiente dominado por la calma, incluida la región rebelde y tradicionalmente opuesta al poder central de Cabilia, y con una participación mayor que en los comicios precedentes. Esta cita está considerada como un test para la democracia del país, en la medida en que sea capaz de garantizar una alternancia limpia en el poder.

En Argel y en las grandes ciudades del país ha dominado durante el día la tranquilidad y los habitantes de esas dos metrópolis se dedicaron con normalidad a sus ocupaciones habituales, mientras que ni la actividad económica ni la comercial quedaron afectadas por la votación. Para estas elecciones, las autoridades adoptaron medidas de seguridad especiales y se dispuso un plan extraordinario, sobre todo cerca de los centros de votaciones de todo el país.

Según estimaciones de la una de la tarde hora local, el índice de participación en Argel aumentó de modo significativo hasta alcanzar el 22,4%, un dato sin precedentes desde hace casi diez años. El mayor nivel de participación se ha registrado, como es tradicional, en las ciudades del sur del país. La provincia de El Bayadh estaba en cabeza, con un índice de casi el 54%.

Por el contrario, era en Cabilia, especialmente en Tizi-Ouzou y Bejaia, donde se daban los índices más bajos, del 10,81 y el 9,40%, respectivamente. Región rebelde y tradicionalmente opuesta al poder central, la Cabilia vive en tensión desde hace más de tres años y sus habitantes no se han recuperado de las heridas causadas por la muerte de más de 120 militantes bereberes durante los enfrentamientos con las fuerzas del orden en la primavera de 2001.

Sin embargo, en general, los temores por disturbios fueron desapareciendo mientras pasaban las horas, y los argelinos esperan saber si podrán conocer el viernes por la mañana el nombre de su nuevo presidente o si tienen que regresar a las urnas, lo más tarde dentro de un mes, en una eventual segunda vuelta.

Sin la voz del Ejército

Las Fuerzas Armadas siempre habían designado en secreto al Jefe de Estado y esta vez han decido permanecer neutrales. Si esto se cumple, será la primera vez que los 18 millones de electores argelinos celebren unas elecciones libres.

Desde el nombramiento del primer presidente del país, Ahmed Ben Bella, hasta la elección de Abdelaziz Buteflika en abril de 1999, los jefes de Estado de Argelia debieron su situación a la decisión tomada en cónclave por la decena de generales que estuvieron detrás de las grandes decisiones que comprometieron el futuro del país. Esta vez, aunque los militares han dado su palabra de honor de no intervenir, han dejado claro que no permanecerán "indiferentes" a los resultados.

De colaboradores a rivales

El presidente de Argelia, Abdelaziz Buteflika, busca conseguir su segunda legislatura de cinco años, pero para esto tendrá que vencer a Ali Benflis, el que fuera su primer ministro y hombre muy cercano a él. Los expertos no descartan incluso que sea necesaria la celebración de una segunda vuelta.

Frente a estos dos candidatos, figura el jeque Abdalá Yabala, líder del Movimiento de la Reforma Nacional (MRN), un partido integrista que reivindica las mismas tesis del proscrito Frente de Liberación Nacional (FLN). Se trata de una opción itegrista, la más radical de los seis candidatos que concurren hoy a las elecciones.