Un militar aficionado a la pintura
El capitán de navío Manuel Martín-Oar tenía 56 años y era considerado un experto en misiones de paz
El capitán de Navío Manuel Martín-Oar, fallecido hoy en Bagdad a consecuencia del atentado de ayer contra la sede de la ONU en Irak, se encargaba de coordinar la ayuda humanitaria a Irak como experto destinado en el Cuartel General de la Autoridad Provisional de la Coalición (CPA) en Irak.
Nacido en Madrid en 1947, Manuel Martín-Oar Fernández-Heredia había ingresado en la Armada a los 20 años (en 1967), estaba casado con Emilia Ripoll Cabello y era padre de cuatro hijos, según los datos biográficos aportados hoy por el Ministerio de Defensa.
Debido a su condición de piloto, estuvo destinado en el portaaviones Príncipe de Asturias y, entre los años 1994 y 1995, trabajó en el Servicio de Planeamiento de Misiones de Paz de Naciones Unidas en Nueva York. Al año siguiente, fue destinado a la Agregaduría Naval en París y de allí pasó al Cuartel General de la OTAN en Nápoles (NAVSOUTH), donde conoció al que era su actual jefe, el embajador Miguel Benzo, representante de España en la misión especial de la ONU en Irak.
Una incorporación voluntaria
A raíz de la amistad que le unía a Benzo, Manuel Martín-Oar había pedido voluntariamente su incorporación como experto al cuartel general de la CPA, donde ejercía el puesto de adjunto al embajador Benzo. Según Defensa, estaba integrado en el Consejo de Cooperación Internacional, el órgano de la CPA responsable de las relaciones con las Naciones Unidas y las ONG. En concreto, se encargaba de coordinar la ayuda humanitaria que se está prestando a Irak. Este Consejo de Cooperación trabaja en la actualidad para preparar la Conferencia de Donantes a Irak que se celebrará en Madrid en octubre.
LLegó a Irak mediados de mayo junto a Benzo escoltado por militares que estaban instalados en Um Qasar y desde el primer día se percató de que la misión le daba al menos respeto. "En varias comidas que tuvimos con él, nos confirmó ese temor ya que reconocía no conocer ni el mundo, ni la cultura arabe y sabía que en ese tipo de misiones conocer estos detalles eran fundamentales", ha explicado Ana Terradillos, enviada especial de la SER en Bagdad.
El capitán fallecido era un hombre amable, tranquilo que hablaba inglés y francés y poseía varias condecoraciones nacionales y extranjeras, entre ellas la Medalla de Naciones Unidas. Entre sus aficiones destacaba la pintura, a la que dedicaba parte de su tiempo libre, tal y como han confirmado fuentes del Ayuntamiento de Villanueva de la Cañada (Madrid), donde tenía previsto exponer una serie de acuarelas entre el 27 de octubre y el 14 de noviembre.
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