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ELECCIONES EN ISRAEL

Sharon apuesta por un Gobierno de concentración pero los laboristas lo rechazan

El Likud obtiene, con el 99% de los votos escrutados, 37 escaños, los laboristas 19 y el Shinui entre 15 y 17

El candidato del derechista Likud y actual primer ministro, Ariel Sharon, ha logrado la victoria en las elecciones legislativas celebradas ayer en Israel, que estuvieron marcadas por la abstención, la más alta desde la creación del país en 1948. Con el 99% de los votos escrutados, la atención se centra ahora en los pactos para una coalición de gobierno y en las dimensiones de la derrota de los laboristas, dirigidos por Amram Mitzna.

Likud37
Partido Laborista19
Shinui15-17
Shas9-12
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Los retos de Sharon

El primer ministro, cuyo bloque Likud ha obtenido 37 de los 120 escaños del Parlamento (Kneset) al escrutarse el 99% de los votos, puede formar una Gobierno amplio de derechas, según los resultados. En este sentido, Sharon, que hoy comenzará los contactos con los grupos para la formación del nuevo Ejecutivo, ha descartado una alianza con la extrema derecha. "No tengo ninguna intención de constituir un Gobierno de derecha restringido", ha añadido el líder del Likud en su primer discurso tras los comicios, dedicado a celebrar la "victoria histórica".

Según los sondeos realizados durante la campaña, el 70% de los israelíes se inclina por un Gobierno de unidad nacional. Consciente de este sentir popular, durante toda su campaña, Sharon preconizó un nuevo Gobierno de unión nacional con el Partido Laborista, posibilidad que el jefe de esta formación, Amram Mitzna, ha rechazado ya en forma categórica tras conocer los resultados parciales de las elecciones, que le otorgan 19 escaños. Los laboristas piensan que la principal causa de su derrota electoral está precisamente en su presencia en el anterior Gobierno de Sharon, que se mantuvo en los tiempos más duros de la represión de la Intifada.

El 'sí' del centrista Shinui

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Este partido, que gobernó el país durante los primeros 29 años de su existencia, ha cosechado los peores resultados de su historia. En las últimas elecciones a la Knesset, en 1999, el Partido Laborista sumó 25 asientos, frente a los 19 del Likud. Durante un discurso de casi de dos horas, Mitzna ha asegurado que "no es una desgracia estar en la oposición" al tiempo que ha lanzado un mensaje optimista: "Os prometo que nuestro tiempo en la oposición no será corto". Pero el laborismo no ha sido el único varapalo de la jornada, ya que el partido laico de izquierdas Meretz ha logrado sólo seis diputados, frente a los 10 que tenía.

De momento, y según el recuento de votos hasta esta mañana, Sharon puede constituir una coalición de Gobierno con el respaldo potencial de 69 diputados, si logra acordar una plataforma común con los partidos de la extrema derecha y los de la minoría ortodoxa. Esto no será fácil pues Sharon, que debe velar por la vital alianza con Estados Unidos, deberá admitir la creación de un Estado palestino en los territorios de Cisjordania y Gaza. Sin embargo, la mayoría de sus ministros en el Gobierno saliente y de los que formen parte de su próximo Gabinete, así como esos partidos de la derecha ultranacionalista, se oponen categóricamente a dar este paso, exigido por la comunidad internacional.

Los laboristas aseguran que irán a la oposición, mientras que la tercera fuerza política, el partido centrista laico israelí Shinui, que casi ha triplicado el número de sus escaños, ha señalado que aceptará formar parte junto con el Shas (ultraortodoxo y la cuarta formación política del país con 10 asientos) en un eventual "gabinete de emergencia nacional". En todo caso, los resultados finales del recuento de los menos de tres millones de votos emitidos, alrededor del 65% de los convocados a las urnas, se conocerán mañana por la noche. Por su parte, la Comisión Central de Elecciones no dará a conocer los resultados finales y la distribución de votos y escaños hasta el próximo 8 de febrero.

Ariel Sharon celebra la victoria del Likud en la sede del partido en Tel Aviv.
Ariel Sharon celebra la victoria del Likud en la sede del partido en Tel Aviv.AP

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