El fundamentalismo islámico gana terreno en el recuento de las legislativas de Pakistán

Por primera vez desde el golpe de Estado que colocó al general Pervez Musharraf en el poder, Pakistán celebró ayer elecciones legislativas a las que los electores no prestaron demasiada atención. La escasa afluencia a las urnas, a las que estaban llamados 72 millones de votantes, fue la nota dominante de una jornada en la que se produjeron varios incidentes en los que murieron al menos ocho personas y otras 70 resultaron heridas.

Aunque el recuento no es definitivo, la alianza islámica Muttahida Majlis Amal (Frente Unido de Acción), formada por seis partidos que apoyaron al régimen integrista taliban de Afganistán, han tomado la delantera con 35 escaños de los 122 adjudicados por la Comisión Electoral. Con el mismo número de escaños se encuentra la progubernamental Liga Musulmana de Pakistán-Quaid (LPM-Q), y detrás, con 20, el Partido Popular de Pakistán (PPP), de la ex primera ministra en el exilio, Benazir Bhutto.

La Asamblea Nacional o Parlamento esta compuesto por 342 escaños, de los que 272 son para los candidatos independientes y de partidos políticos, 60 están reservados a las mujeres, y otros diez a las minorías no musulmanas. El bloque fundamentalista, que ha barrido en la provincia de la Frontera Noroccidental y en las Areas Tribales de Administración Federal colindantes con Afganistán, basó su campaña electoral en el fomento del sentimiento antiestadounidense. En sus mítines, criticaron al Gobierno por poner a Pakistán del lado de EE UU en la guerra contra los talibanes afganos y la red terrorista Al Qaeda.

Una difícil coalición

La amplia representación lograda convierte a la alianza islámica en una de las formaciones que mayor fuerza tendrán a la hora de establecer cualquier tipo de coalición, y a su vez, se prevé que complique la búsqueda de terroristas que efectúan agentes estadounidenses en la frontera. Además de los 35 escaños correspondientes al Parlamento, la alianza islámica controla por completo la asamblea de la provincia de la Frontera Noroccidental, considerada refugio de talibanes y miembros de Al Qaeda. La coalición también ha logrado uno de los dos escaños nacionales que corresponden a la capital paquistaní, Islamabad.

La alianza islámica, que lidera Ahmad, de 63 años e hijo de un clérigo musulmán, la integran los partidos Jamiast-e Islami, Janmiat Ulema-I-Islam Pakistán, Jasmiat Ulema-I-Islam, Markazi Jamiat Ahle Hasdis Pakistán, Jamiat Ulema-I Islam Sami, y Tehreek-e Jafria, que hicieron llamamientos para luchar al lado de los talibanes. Además, en su manifiesto titulado Revolución Silenciosa, el Frente Unido de Acción aboga por la introducción de las leyes islámicas en todos los aspectos de la vida.

La Comisión Electoral cree que los resultados definitivos podrían conocerse a última hora de hoy o en la madrugada del sábado. El gobierno de Musharraf, quien en octubre de 1999 asumió el poder mediante un golpe de estado incruento, mantiene que las elecciones marcan el regreso de la democracia a Pakistán. No obstante, Musharraf ha indicado que como presidente, cargo que al menos ocupará cinco años más, vigilará al gobierno para asegurar que continúa con la reforma y no cae en la corrupción. Musharraf tendrá poder de disolver el Parlamento y destituir al primer ministro.