Juan Pablo II llega a Polonia en su novena peregrinación a su país natal

El Papa Juan Pablo II ha llegado hoy por novena vez a su Polonia natal en una visita de cuatro días a Cracovia, donde ante miles de compatriotas ha codenado la globalización y ha recordado que no se puede construir el futuro sobre la pobreza y la injusticia.

El anciano Pontífice, de 82 años, ha vuelto a sorprender bajando por su propio pie las escalerillas del avión. Miles de polacos venidos de todas partes del país se han congregado en torno al aeropuerto de Balice y del palacio Arzobispal de Cracovia, donde se alojará durante su estancia en la ciudad en la que pasó 40 años de su vida, donde ofició su primera misa y de la que fue arzobispo y cardenal hasta 1978, cuando fue elegido el sucesor de Juan Pablo I.

Juan Pablo II ha sido recibido por el presidente polaco, Aleksander Kwasniewski, quien ha agradecido al Pontífice el respaldo prestado para la entrada de Polonia en la Europa unida.

El Papa se ha refirido a los cambios realizados por Polonia desde que él la visitó en 1979, pocos meses después de ser elegido Pontífice. Habló de los problemas del país y de la difícil situación económica, declarándose convencido de que el futuro será de paz y prosperidad.

Críticas a la globalización

Juan Pablo II ha aprovechado para criticar el "sistema", en referencia a la globalización, "que pretende gobernar el mundo teniendo en cuenta sólo la parte materialista del hombre". "La Iglesia siempre ha recordado que no se puede construir una sociedad feliz sobre la pobreza, sobre la injusticia o sobre el sufrimiento de un hermano. Los católicos no pueden permanecer indiferentes ante la suerte de aquellos que están sin trabajo y viven en un estado de creciente pobreza", ha dicho Juan Pablo II.

El presidente Kwasniewski, por su parte, ha expresado su confianza en el futuro del país dentro de la UE, añadiendo que el sistema de globalización no es la panacea y aseguró que los polacos lo que necesitan es un "empujoncito" para salir de la crisis. También ha resaltado las buenas relaciones entre la Iglesia y el Estado. De hecho, el 95% de los algo más de 38 millones de polacos se declaran católicos. "Somos muy afortunados por tener entre nosotros a uno de los más notables maestros de libertad", ha concluído el mandatario.

Mañana, Juan Pablo II oficiará una misa multitudinaria y bendecirá el nuevo santuario de la Misericordia Divina, levantado al lado del convento donde ejerció su labor la monja santa Faustina Kowalska (1905-1938), la mística impulsora del culto a la Misericordia Divina y de la que el Papa Wojtyla se considera un discípulo.