EE UU revisará su política sobre minas antipersona.
Human Rights alerta sobre el peligro de que este tipo de armamento no desaparezca
El Pentágono ha recomendado al Ejecutivo de Estados Unidos que abandone su compromiso de unirse al Tratado de Prohibición de Minas Antipersonas de 1997, para 2006, si no se logra el desarrollo de artefactos alternativos. Así se desprende del anuncio realizado por Human Rights Watch, que cita fuentes oficiales estadounidenses.
"La actual política estadounidense de eliminar las minas antipersona parece estar en peligro", ha asegurado Mark Hiznay, de la división de armas de Human Rights Watch, una organización privada de defensa de los derechos humanos.
La revisión propuesta por el Pentágono forma parte de un análisis profundo de varias instituciones del Gobierno de EE UU sobre esos artefactos, cuya eliminación mundial promueve la ONU y otras entidades internacionales.
Funcionarios del Departamento de Estado estadounidense y del Consejo de Seguridad Nacional se unirán a esa revisión a fin de que el presidente, George W. Bush, pueda decidir sobre futuros cambios de esa política para finales de 2001.
Un cambio de la postura de Washington acerca de las minas antipersona también incidiría en la decisión adoptada en 1998 por la que se iba a desechar el uso de esos artefactos en diversas regiones, incluidas las minas contra los carros de combate, excepto en Corea del Sur, para 2003.
Según Human Rights Watch, al parecer el Pentágono también ha propuesto un programa de minas alternativas que crearía un artefacto mixto o sea una mina que se pueda usar simultáneamente contra las personas y los vehículos.
Esta entidad humanitaria considera que cualquier revisión por parte del gobierno de Bush debe rechazar la recomendación del Pentágono de abandonar la actual política y los compromisos adquiridos por la Casa Blanca.
Agrega que la presunción de que las minas anti personas son esenciales, como estima el Pentágono, no debe ser aceptada sin un profundo examen.
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